En las primeras horas de interrogatorio, el mayordomo del Papa habría proporcionado ya algunos nombres de otros implicados. Según un medio italiano volcado con el caso, Paolo Gabriele, una vez sustraídos los documentos de la dependencias papales, se reunía con sus supuestos cómplices en bares próximos al estado pontificio.
Pero la colaboración del topo con el juez instructor parece no deberse a un acto de arrepentimiento. Detrás estaría la promesa de un indulto papal que lo libraría de la cárcel.
Su detención cautelar puede prolongarse cincuenta días, y otros tantos si el juez lo considera necesario. Mientras, los pasillos de San Pedro son un hervidero de rumores e intrigas, donde se implica a los más altos puestos de la jerarquía vaticana.
Según el diario 'La Reppublica', los documentos filtrados revelan la amistad de Gabriele con altos cargos de la Secretaría de Estado y su estrecha relación con dos cardenales cercanos al Papa.
Acusado de robo con agravante, delito penado hasta con ocho años de carcel, el mayordomo de Benedicto XVI permanece recluido en una austera celda dentro del cuartel general de la Gendarmería Vaticana.
