Según el último parte oficial, 12 personas han muerto carbonizadas. Tan solo tres de ellas han podido ser identificadas. Los fuertes vientos que azotan la zona están haciendo muy difícil el control del fuego.
Las autoridades han decretado Zona Castrófica a esta ciudad costera que se encuentra a sólo 120 km de la capital chilena. El fuego comenzó el sábado por la tarde y se propagó en cuestión de minutos por los 7 cerros que rodean la ciudad. Las llamas han destruido 2000 viviendas y han arrasado una superficie de 850 hectáreas de terreno.
La presidenta Michelle Bachelet ha reunido de emergencia al gobierno a primera hora de la mañana. Militares y policía controlan los barrios quemados para que no se produzcan saqueos. El ejecutivo ha puesto en marcha un plan de urgencia para que los damnificados puedan comer y comprar algo de ropa después de haberlo perdido todo.
Destrucción y cenizas. Es lo que han encontrado los pocos vecinos que han podido volver a sus casas. El fuego ha sido tan voraz que lo ha consumido todo.
Buscan entre los escombros restos de una vida que han perdido en cuestión de minutos. Los testimonios de las víctimas son desgarradores: "Perdí todo; se me cayó toda la casa y nos quedamos con lo puro puesto (…). En segundos llego ya el fuego hacia la mitad del cerro y tuvimos que salir sin nada”.
Más de 3.000 efectivos, entre bomberos, policías y militares, llevan 48 horas trabajando sin descanso. El problema son los fuertes vientos que provocan remolinos que reactivan una y otra vez los focos.
12.000 damnificados llenan los albergues. La prioridad ahora es conseguir agua. Mientras la ciudad sigue luchando contra un fuego cuyo origen habría sido según los bomberos dos grandes pájaros que se habrían electrocutado en cable de alta tensión.
