Una mexicana pasa dos años encadenada en una tintorería hasta que logra escapar

La policía mantiene precintada la tintorería que se convirtió en una cárcel para Zunduri durante dos años. La joven está llena de cicatrices de los golpes que recibió mientras era obligada a trabajar sin descanso.

La mantenían encadenada por el cuello y llegó a comer plástico porque apenas le daban alimento. La joven, de 22 años, recibía palizas diarias, golpes con barras de hierro y quemaduras de plancha hasta que hace diez días, la dueña del negocio olvidó cerrar bien el candado que la mantenía atada.

Zunduri había huído de su casa tras una pelea con su familia y pidió trabajo en dicha tintorería. La propietaria del local era la madre de una de sus compañeras del colegio. Siete personas han sido detenidas en relación al caso.

Una ONG ha conseguido reunir a Zunduri con su familia y ahora se recupera en su hogar de las torturas a las que fue sometida. A pesar de su juventud, el desgaste de su cuerpo corresponde al de una persona de 80 años.