El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se ha topado con la resistencia de grupos defensores de los inmigrantes, de los latinos, de los árabes y de los refugiados, que amenazaron con manifestaciones y acciones de resistencia civil en cada rincón del país.
Más allá de las pancartas y las consignas, las organizaciones hispanas más importantes de Estados Unidos aseguraron que están en contacto con el nuevo Gobierno y que tienen pensado presionar a los alcaldes y los miembros del Congreso.
"Por supuesto vamos a tomar acciones de desobediencia civil, manifestaciones y registro de votantes hispanos, pero también vamos a contactar a la gente del Gobierno de Trump", dijo durante una conferencia de prensa telefónica Brent Wilkes, director ejecutivo de la Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos (LULAC).
Wilkes aseguró que su organización y otras ya han transmitido su preocupación a los asesores hispanos de Trump por las medidas aprobadas y mantienen contacto con el Consejo Asesor Hispano del presidente, formado por varias figuras conservadoras y presidido por el congresista republicano, Raúl Labrador.
Trump ha firmado dos órdenes ejecutivas para ordenar la construcción "inmediata" de un muro en la frontera con México y la retirada de fondos federales de las llamadas "ciudades santuarios", en las que las fuerzas locales se niegan a colaborar con las autoridades federales en la deportación de los indocumentados.
"Esas órdenes van a construir un muro de intolerancia que no va a solucionar nada en inmigración. De hecho, va a hacerlo todo más difícil y hará más difícil que tengamos un sistema migratorio que funcione para todos", consideró la presidenta del Consejo Nacional de La Raza, Janet Murguía.