Miles de personas se congregaron este miércoles en los alrededores del Tribunal Supremo de EEUU para despedir a la jueza progresista Ruth Bader Ginsburg, fallecida el viernes a los 87 años.
El féretro de la magistrada fue expuesto en lo alto de la escalinata de la corte, situada enfrente del Capitolio del país, y permanecerá allí hasta mañana, para que los ciudadanos puedan rendirle respeto. Antes de sacar el féretro al pórtico del tribunal se celebró una ceremonia privada en el interior, a la que acudieron sus familiares, amigos y otros jueces del Supremo. En un discurso, el presidente de la corte, John Roberts, recordó que Ginsburg luchó por la igualdad de género.
"Ella eligió el derecho, sujeta a discriminación en la Escuela de Derecho y en el mercado laboral por ser mujer, Ruth se convirtió en una defensora principal que luchó contra esa discriminación en la corte", afirmó. Y evocó una conversación entre Ginsburg y su madre, que trabajó en una librería en Brooklyn, en Nueva York. "Ruth solía preguntar '¿Cuál es la diferencia entre una librera en Brooklyn y una jueza en el Tribunal Supremo?' Su respuesta: 'Una generación'", evocó Roberts.
Tras la ceremonia, el féretro de Ginsburg fue trasladado fuera del tribunal para ser expuesto al público. Sus restos serán mostrados hoy y mañana, jueves, para ser traslados el viernes al Capitolio convirtiéndose en la primera mujer funcionaria en ser objeto de un honor así. En 2005, los restos de la activista de derechos civiles Rosa Parks también yacieron en el Capitolio, pero al no ostentar ningún cargo gubernamental, se le concedió ese honor como ciudadana, no como funcionaria.
Según medios de comunicación locales, se espera que el presidente del país, Donald Trump, acuda este jueves a la capilla ardiente en el Supremo. Está previsto que la próxima semana Ginsburg sea enterrada en el Cementerio Nacional de Arlington (Virginia), en las afueras de Washington.
Ginsburg fue la segunda mujer en la historia en convertirse en jueza del Supremo -que está integrado por nueve magistrados- tras Sandra Day O'Connor, que se retiró en enero de 2006; y durante un tiempo fue la única hasta que el expresidente Barack Obama nombró a otras dos, Sonia Sotomayor en 2009 y Elena Kagan en 2010.
La muerte de la jueza ha desatado una disputa entre republicanos y demócratas para cubrir la vacante dejada en el Tribunal Supremo, que hasta su fallecimiento contaba con cinco magistrados conservadores y cuatro progresistas. La disputa cobra mayor relevancia en vista de las elecciones presidenciales del 3 de noviembre. Trump nominará este sábado a una jueza para la corte, cuyo nombre aún se desconoce y cuya confirmación depende del Senado, donde los republicanos ya se han asegurado de una mayoría suficiente para aprobar el nombramiento.
La confirmación de otra jueza conservadora en el Supremo inclinaría más a la derecha la composición de esa corte probablemente durante décadas, lo que podría afectar asuntos como el aborto, la inmigración y la cobertura sanitaria.