Unas 20.000 mujeres, en su gran mayoría campesinas e indígenas, colapsaron este miércoles la zona central de Brasilia en la que constituye la primera gran protesta realizada en la capital contra el Gobierno del ultraderechista Jair Bolsonaro.
La manifestación paralizó el tráfico en la zona central de Brasilia y, en especial, en la céntrica Explanada de los Ministerios, una avenida neurálgica en la que se concentran las sedes de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial. La protesta, convocada contra las políticas que Bolsonaro impulsa desde que asumió el poder el pasado enero, reunió también a representantes de todos los partidos de la oposición de ámbito progresista, que hasta ahora había permanecido casi a la defensiva frente al primer ultraderechista que gobierna el país.
"Estamos de vuelta", dijo el diputado Paulo Pimenta, del Partido de los Trabajadores (PT), cuyo máximo líder, Luiz Inácio Lula da Silva, está en prisión por corrupción desde abril del año pasado.
Durante la marcha, que llegó de forma pacífica a las puertas del Congreso nacional, muchos de los manifestantes clamaron por la libertad de Lula, de quien el PT sostiene que es víctima de una "persecución" encabezada por el actual ministro de Justicia, Sergio Moro, quien como juez condenó al exmandatario a prisión.
También se escucharon cánticos condenando el "machismo" de Bolsonaro, que tiene un largo historial de declaraciones contra los derechos de las mujeres y los homosexuales o de talante racista.
La concentración de las campesinas, conocida como 'Marcha de las Margaritas', se celebra cada mes de agosto desde 2000 y es un homenaje a las agricultoras víctimas de la violencia en las zonas rurales del país. En esta edición, coincidió con la primera 'Marcha de las Mujeres Indígenas', que desde el pasado domingo ha movilizado a unas 1.500 representantes de un centenar de etnias de casi todo Brasil.
Las indígenas se unieron este miércoles a las campesinas en sus demandas contra el machismo, la violencia de género y los derechos de los homosexuales, así como contra las agresivas políticas que Bolsonaro impulsa para ampliar la explotación de recursos minerales en la región amazónica. Asimismo, las mujeres rechazaron los recortes que el Gobierno ha impuesto en los presupuestos de las universidades públicas, que este martes llevaron a miles de personas a protestar en las calles, y se plantaron contra una dura reforma de las jubilaciones que se tramita en el Congreso.