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PRESUMÍA DE SER HIJO DE ALFONSO DE BORBÓN Y BATTENBERG
Muere aplastado por un camión de la basura en California un presunto pariente del rey
Alfonso de Bourbon, de 83 años, murió atropellado por un camión que chocó contra un contenedor de basura en el que escarbaba, sin que el conductor se percatara de su presencia.
El octogenario Alfonso de Bourbon, un residente de San Diego (California) que presumía de tener lazos con la familia real española, ha muerto en esa ciudad estadounidense aplastado por un camión que conducía marcha atrás.
"Ciertamente, era uno de los personajes más interesantes que vimos en La Jolla en los cerca de cuarenta años en que he vivido aquí", explicó Thomas White, uno de los vecinos de esa adinerada comunidad de San Diego.
La muerte del octogenario, al que se conocía en la zona como 'El Conde' o 'El Príncipe', fue recogida por el diario San Diego Union-Tribune en un artículo en el que se detallaba que el hombre de 83 años había muerto atropellado por un camión que chocó contra un contenedor de basura en el que escarbaba, sin que el conductor se percatara de su presencia.
Ese diario se hizo eco también de las historias que se contaban en La Jolla sobre su sangre real española y su legendaria elegancia, que se convirtieron en parte de la escena social de esa conocida comunidad, a la que se dice que llegó en 1975. Según lo que contaba él mismo, el fallecido era hijo de Alfonso de Borbón y Battenberg, primogénito de los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia, y heredero de la Corona hasta que renunció en 1933 después de haberse enamorado de una mujer cubana en Suiza.
Explicaba a sus conocidos que nació en Suiza y que su padre, que padecía hemofilia, murió en Miami en un accidente de coche en 1938. Decía haber vivido en París, Alemania y Nueva York, donde fue intérprete de las Naciones Unidas. Según White, gran aficionado a la moda, el fallecido contaba que antes de llegar a EEUU solía comprar su ropa en Inglaterra.
Residentes del acaudalado vecindario costero lo recuerdan por su sociabilidad, su impecable sentido de la elegancia y el largo tiempo que pasaba en los restaurantes y la librería local, además de por su extraña costumbre de rescatar cosas de los contenedores de basura.
Solía acudir sin invitación a galas de la alta sociedad y convencer a clientes de que le invitaran a comer
De Bourbon solía también acudir sin invitación a galas de la alta sociedad y convencer a clientes de que le invitaran a comer, según el citado diario, que explica que el accidente en el que murió tuvo lugar el pasado martes en el exterior de un mercado local.
Añade que el cadáver fue encontrado el miércoles por empleados del mercado y que fueron los propios vecinos los que lo identificaron. Uno de sus lugares favoritos era la librería Warwick, un local de 116 años en La Jolla donde pasaba las tardes leyendo libros sobre la II Guerra Mundial o el nazismo.
"Amaba venir a este lugar. También se sentaba en el banco de enfrente y hablaba con mucha gente en el vecindario, especialmente con mujeres guapas, echándoles piropos sobre lo lindas que se veían. Vivía para eso", recordó con aprecio el dueño de la librería, Joe Porteous.
En declaraciones dijo que su muerte ha sido muy triste para la comunidad local, debido a que caminaba mucho, con una disposición comunicativa en la que destacaba su habilidad para encontrar cosas buenas que decirle a la gente, levantándoles el ánimo. "Aunque su salud no había sido muy buena en los últimos dos años, que su muerte haya sido tan horrible ha entristecido a la comunidad porque mucha gente lo conocía personalmente", explicó.
Porteous añadió que las versiones que indican que posiblemente estaba buscando en los basureros cosas que llevar a sus amigos indigentes son plausibles, porque, dijo, "como caminaba mucho, las calles con seguridad las conocía, aunque es difícil confirmar exactamente qué pasó", ya que la policía local sigue investigando el incidente.
"Le gustaba leer muchos libros que no eran de ficción, como de historia y biografías. Estaba aquí todos los días, generalmente de 5 a 6 de la tarde. Era uno de los últimos clientes en marcharse. Algunas veces leía en un sillón, se dormía, despertaba y seguía leyendo", indicó.
El fallecido, que solía llevar consigo una fotografía del rey español Alfonso XIII, con el que guardaba un gran parecido, fue presidente de la Sociedad Ciudades Hermanas San Diego-Alcalá de Henares (Madrid). En 2010 donó un mapa histórico llamado "La Herencia Española y Contribución a la Independencia de América 1512-1823" a la Universidad de California San Diego.
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