Al menos 31 personas, entre ellas un futbolista y un exjugador, han muerto en los choques entre manifestantes y las fuerzas de seguridad en torno a la prisión de Port Said (noreste del país), informaron fuentes médicas.
El delegado del Ministerio de Sanidad en la provincia de Port Said, Helmy al Atni, señaló que, asimismo, más de 300 personas han resultado heridas. Entre los fallecidos se encuentran el futbolista Mohamed al Dadui, que juega para el club local Al Marrij, de la segunda división egipcia, y el antiguo portero del equipo Al Masry, Tamer al Fahla, vencedor con su club de la Copa de Egipto en 1998, según la agencia oficial Mena.
Por su lado, el director del departamento de hospitales de Port Said, Abderrahman Farah, explicó que todos los fallecidos perdieron la vida por disparos menos dos, que fallecieron por hemorragias internas. La mayoría de los heridos fueron ingresados ya cadáveres en los centros médicos, señaló Farah, quien agregó que las víctimas presentaban "además de disparos de balas y perdigones, fracturas y cortes en partes del cuerpo"..
Los incidentes comenzaron después de que un tribunal dictaminara la ejecución de 21 de los acusados de la tragedia del estadio en febrero de 2012, en el que 74 personas fallecieron y más de 1.000 resultaron heridas durante un violentísimo enfrentamiento entre ultras, con un marcado componente político, en el contexto del período de transición guiado por el Ejército egipcio tras el derrocamiento de Hosni Mubarak.
El juicio involucra a un total de 73 personas implicadas en los incidentes que comenzaron durante el partido que enfrentó al Al Masry y el Al Adly. A pesar de que inicialmente se sospechó de un enfrentamiento puramente limitado a ambas aficiones, varios grupos de oposición acusaron a las pocas horas al entonces principal órgano ejecutivo del país, el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (CSFA), de instigar los acontecimientos.
Entre los críticos del Ejército se encontraban los Hermanos Musulmanes, la base del partido del presidente Mohamed Mursi quienes en su momento culparon a "una mano invisible", en referencia al jefe del CSFA, el mariscal Mohamed Tantawi, de los enfrentamientos en el estadio.
Diez días después de la tragedia, los investigadores concluyeron que los actos fueron planeados por anticipado por grupos ultras con la posible colaboración de simpatizantes del antiguo régimen del ex presidente Hosni Mubarak, y se agravaron con la complicidad de los responsables del estadio y de las negligentes fuerzas policiales egipcias.
Los resultados del informe de la comisión de investigación parlamentaria repartió responsabilidades entre la Asociación de Fútbol Egipcia, por ignorar la peligrosidad del evento, los responsables del estadio, y la seguridad de Port Said, que actuó de manera "negligente" e indicó que las fuerzas de seguridad no respondieron a los ataques de los ultras, habida cuenta del escaso número de agentes heridos (una decena entre los centenares de víctimas).
Así, el informe ratifica los videos de seguridad en los que se aprecia cómo la Policía permanece impasible ante los enfrentamientos, y acusa a los responsables del estadio de cerrar las salidas, subir el volumen de los altavoces para "tapar la masacre" y apagar las luces del estadio, según informa el diario 'Al Masry al Youm'.
El panel de investigación también recomendó indagar la posible presencia de seguidores del derrocado presidente Hosni Mubarak como instigadores de la tragedia, así como el comportamiento de los ultras de ambos equipos, muchos de los cuales tuvieron un papel prominente en las revueltas que acabaron con el presidente Mubarak, así como en las tuvieron lugar después de la tragedia, y que dejaron más de 15 muertos.