La mujer de Al Assad, cómplice del régimen de su marido ha pasado de ser "Rosa del Desierto" a "Dama del Infierno"

Asma era una Rosa del Desierto. Hija de padre cardiólogo y madre diplomática, nació en 1975 en Londres. Educada en el glamour trabajó en la banca de inversión, primero en Deutsche Bank y luego en JP Morgan, en Nueva York . Pero el amor le hizo dar un giro en su vida, dejó su trabajo para casarse con Bachar Al Assad y vivir en Damasco. Fue justo el año que Al Assad asumió el poder en Siria, después del fallecimiento de su padre, Hafez. Un dictador que gobernó el país durante tres décadas después de un golpe de estado.

La mejor embajadora de su país

Doce meses después de la boda nació el primer hijo, al que llamaron Hafez en recuerdo del abuelo. La familia aumentó con la llegada de Zein (2003) y Karim (2004). Con su estilo elegante y jovial y su forma de desenvolverse en los ambientes elitistas europeos, la Primera Dama se convirtió en la mejor embajadora del país, combinando su doble idiosincrasia árabe y británica. Asma Assad marcó su propia ruta con iniciativas para aliviar la pobreza y mejorar la posición de la mujer en Siria.

Moderna, estilosa y vestida de Chanel y marcas de lujo, la prensa occidental se rindió a sus encantos. Era la nueva Rania de Jordania o Diana de Gales versión Oriente Próximo. Pero "La Rosa del Desierto", como la llamó la revista "Vogue", resultó ser cómplice de la mano de hierro con la que gobernaba su marido. Y de "Rosa del Desierto" pasó a "Primera Dama del infierno". Su salud se deterioró en 2018. Sufrió un cáncer de mama del que se recuperó después de un largo tratamiento. En 2024 fue diagnosticada de una leucemia aguda, que afecta a la médula ósea y la sangre.

Ha mostrado siempre su apoyo a su marido

El inicio de la guerra, con medio millón de muertos y millones de desplazado , acabó con el protagonismo de la Primera Dama . Asma entró en un repentino silencio. Silencio cómplice también con la sangrienta represión de las manifestaciones pro democracia en Siria. En numerosas ocasiones se ha rumoreado que había abandonado el país por motivos de seguridad e, incluso, cuando estalló el conflicto se apuntó la posibilidad de que Asma dejara a su marido porque se oponía a la violencia ejercida por su Gobierno contra el pueblo.

Pero Asma siempre ha permanecido junto a su esposo durante todo el conflicto . Ha mostrado su apoyo al presidente en numerosos actos públicos y ha ofrecido la cara más humana del régimen, como en los encuentros con las familias de los "mártires" de las fuerzas gubernamentales. En una entrevista desveló que le propusieron huir con sus hijos pero eligió quedarse.

Ahora ni en sus peores pesadillas esta estudiante de buena familia que llegó a la excelencia en el King´s College de Londres se habría imaginado una huida con nocturnidad al exilio.

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