Vilma Soltesz pesaba 190 kilos

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SUFRÍA FALLOS RENALES Y DIABETES

Una mujer muere después de que tres compañías aéreas le negaran volar por su obesidad

Vilma, una mujer húngara que había viajado de Nueva York, donde residía, hasta su Hungría natal de vacaciones, ha fallecido por fallos renales al no poder regresar a Estados Unidos para continuar su tratamiento ya que hasta tres compañías aéreas le negaron los billetes por su obesidad.

Una mujer del Bronx, que se encontraba enferma, ha muerto en Hungría por un fallo renal después de que varias compañías aéreas no le permitieran coger tres vuelos con destino a Nueva York debido a su obesidad, según informa 'The New York Post'.

"Lo único que queríamos era volver a casa para poder continuar con su tratamiento”, asegura Janos Soltesz, marido de Vilma. La mujer, que pesaba 190 kilos, usaba silla de ruedas ya que sólo tenía una pierna. Tanto ella como su marido viajaron a Hungría, donde nacieron, en dos vuelos de Delta y KLM el 17 de septiembre.

La pareja planeaba volver a Nueva York el 15 de octubre para que Vilma pudiera retomar su tratamiento, pero el matrimonio recibió la noticia de que la compañía KLM no podría acomodarla una vez que habían embarcado en el avión, según su marido. "Intentaron situarla al final del avión, pero la aerolínea no disponía de unos cinturones válidos para ella", recuerda Janos.

Ellen van Ginkel, portavoz de KLM, defiende a la compañía asegurando que "no era físicamente posible para Vilma acomodarse en el avión, a pesar de todos los esfuerzos realizados. Otro asiento no era solución". Sin embargo, Janos alega que su mujer ya se encontraba sentada cuando les pidieron que abandonaran el avión.

Los trabajadores de la aerolínea les dijeron que intentarían asignarles otro vuelo en Praga, donde cogerían un avión de la compañía Delta acomodado para personas discapacitadas, según Holly Ostrov Ronai, el abogado del matrimonio, que está analizando la posibilidad de interponer una demanda multimillonaria contra la aerolínea, acusándola de violar las leyes de protección a discapacitados.

En Praga, el personal de Delta dijo a la pareja que las sillas de ruedas de la compañía no podían soportar el peso de Vilma, según Janos. Así pues, el matrimonio regresó a su hogar de vacaciones y llamó a su agencia de viajes en Nueva York, desde donde les dijeron que podrían embarcar en un vuelo de Lufthansa el día 22 de octubre.

Una vez en el avión, la tripulación, con la ayuda de los bomberos, fue incapaz de colocarla en su asiento desde la silla de ruedas. El capitán del avión ordenó, tras 30 minutos de intentos, que el matrimonio debía abandonar el avión. "Teníamos 140 pasajeros a bordo que también necesitaban viajar", dijo el portavoz de Lufthansa. "El problema no era el cinturón de seguridad, era la movilidad del pasajero".

El matrimonio no confiaba en los doctores húngaros porque no conocían el largo historial de Vilma, que enfermaba cada vez más. Nueve días después de no poder embarcar en el primer vuelo que habían planeado, la mujer falleció y fue enterrada en Hungría.

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