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Segunda fase de la negociación
La negociación del "brexit" consigue sus primeros frutos en un mar de dudas
Sobre los derechos de los ciudadanos, Bruselas y Londres se han comprometido a que todos los británicos llegados a la Unión Europea y comunitarios trasladados al Reino Unido antes del "brexit" puedan seguir viviendo y trabajando en las mismas condiciones
La negociación sobre el "brexit" (salida del Reino Unido de la UE) logró este año sus primeros avances, pues Bruselas aceptó pasar a la segunda fase de las conversaciones, centrada en la futura relación, y debatir las condiciones del periodo de transición, que debería concluir a finales de 2020. No obstante, las dudas en cuestiones como la frontera irlandesa o el acuerdo comercial entre Londres y el club comunitario persisten.
El primer paso lo dio el 29 de marzo la primera ministra del Reino Unido, Theresa May, al notificar la intención de su país de dejar la Unión Europea (UE) mediante una carta entregada al presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk. Se ponía en marcha entonces el periodo de dos años, hasta marzo de 2019, en el cual Londres y Bruselas deben acordar la retirada ordenada de los británicos.
Una vez que el club comunitario adoptó sus directrices con los principios básicos para las negociaciones durante una cumbre extraordinaria en abril y el Reino Unido celebró en junio unas elecciones anticipadas en las que May perdió la mayoría absoluta, comenzaron de manera oficial las conversaciones. La Unión Europea escogió como negociador jefe al exministro y excomisario francés Michel Barnier, mientras que Londres confió en el ministro para el "brexit", David Davis.
Los negociadores y sus equipos debían conseguir un progreso "suficiente" en la primera fase de la negociación, dedicada a los derechos de los ciudadanos, la frontera entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda y el acuerdo financiero, antes de iniciar la segunda etapa, centrada en la futura relación.
De todas formas, las dudas e incógnitas no desaparecían e incluso aumentaban a medida que se sucedían las rondas negociadoras y Barnier insistía en la falta de avances, mientras que Davis pedía flexibilidad e imaginación. Hasta que, tras una intensa velada, llegó la mañana del 8 de diciembre, en la cual el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, constató que se habían logrado progresos suficientes en la primera fase y recomendó pasar a la segunda, durante una rueda de prensa conjunta con Theresa May.
Ese mismo día, Barnier indicó que el acuerdo definitivo sobre la salida del Reino Unido deberá estar terminado en octubre de 2018 y, pese a reconocer los avances, aseguró que todavía quedaban cuestiones de la primera etapa por resolver, como Euratom o la frontera irlandesa, que se seguirán abordando en la segunda fase de las conversaciones.
Sobre los derechos de los ciudadanos, Bruselas y Londres se han comprometido a que todos los británicos llegados a la Unión Europea y comunitarios trasladados al Reino Unido antes del "brexit" puedan seguir viviendo y trabajando en las mismas condiciones. Además, los miembros de una familia que no vivan juntos conservarán el derecho a reunirse en el mismo país. En el caso de los hijos, tendrán esa posibilidad incluso si nacen después de la salida británica. El negociador jefe precisó que el acuerdo final de retirada se incorporará al Derecho británico y los tribunales del Reino Unido tendrán la posibilidad de plantear cuestiones prejudiciales al Tribunal de Justicia de la UE sobre la interpretación del documento durante un plazo de ocho años.
En lo referente al coste del divorcio para Londres, explicó que se ha logrado un acuerdo sobre la metodología para calcular el precio del mismo, pero prefirió no dar cifras concretas, aunque las estimaciones sitúan el dato entre 40.000 y 45.000 millones de euros.
Pese a la recomendación del Ejecutivo comunitario de pasar a la segunda etapa, los jefes de Estado y de Gobierno de los países que permanecerán en la UE debían dar su apoyo expreso a esa propuesta, como hicieron en la última cumbre del año, celebrada el pasado 15 de diciembre.
En las conclusiones de esa reunión, los líderes también acordaron negociar con el Reino Unido el periodo de transición tras el "brexit" propuesto por May, en el que el país ya no participará en las instituciones de la UE, en la toma de decisiones de sus órganos y organismos ni en la elección o designación de sus miembros, si bien deberá respetar la legislación comunitaria.
Cinco días después, Barnier aseguró que la transición debería concluir el 31 de diciembre de 2020, al mismo tiempo que el actual marco financiero plurianual. Durante la rueda de prensa posterior a la última cumbre de 2017, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, aseguró que alcanzar un acuerdo completo para marzo de 2019, cuando Londres debe abandonar la Unión, es "realista y, por supuesto, dramáticamente difícil". "La segunda fase será, creo, más exigente y desafiante que la primera", añadió.
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