Alrededor de 1.000 millones de personas están subnutridas y anualmente más de tres millones de niños mueren de desnutrición antes de cumplir cinco años, según las últimas estimaciones de la FAO. Además, la carencia de micronutrientes afecta a unos 2.000 millones de personas, situación que les provoca un escaso crecimiento, ceguera, incrementa la gravedad de las infecciones y llega a provocar la muerte. La desaceleración del crecimiento económico en los últimos años ha provocado que el número de personas que padecen desnutrición en el mundo haya aumentado.
La FAO también alerta de que la brecha de género se traslada a la seguridad alimentaria, sobre todo en los países en desarrollo. En esas regiones, los hombres se dedican principalmente a los cultivos en el campo, mientras que las mujeres suelen ser responsables de cultivar y preparar la mayor parte de los alimentos que se consumen en el hogar, además de criar el pequeño ganado, que aporta las proteínas.
Sin embargo, un suministro de alimentos adecuado en una familia no se traduce directamente en un nivel de nutrición adecuado. Esto ocurre porque en muchas sociedades, las mujeres y las niñas comen después de los miembros varones. Así, mujeres, niñas, enfermos y discapacitados son las principales víctimas de esta "discriminación alimentaria", que da como resultado la desnutrición crónica y problemas de salud.
El acceso de las mujeres a la educación también constituye un factor determinante en los niveles de nutrición y salud infantil, según la FAO. Los estudios que ha realizado en África muestran que los hijos de madres que han recibido al menos cinco años de educación primaria cuentan con el 40% más de probabilidades de superar la edad de cinco años.
Las desigualdades de género en el control de los medios de vida también limitan la producción alimentaria de las mujeres. En Ghana, los estudios han revelado que el acceso inseguro a la tierra provoca que las mujeres agricultoras dispongan de períodos de barbecho más cortos que los hombres, con lo cual disminuye la producción, los ingresos y la disponibilidad de alimentos para el hogar.
Las necesidades fisiológicas de las mujeres embarazadas y lactantes también las hacen más susceptibles de padecer malnutrición y carencia de micronutrientes. El doble de mujeres que hombres sufren desnutrición y las niñas tienen el doble de posibilidades que los niños de morir por desnutrición. Según la FAO, la salud materna es crucial para la supervivencia de los hijos: una madre subnutrida probablemente dará a luz a un niño con poco peso al nacer, lo que incrementa significativamente el riesgo de muerte.