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EN PERTH, AUSTRALIA

Un niño de 6 años con un tumor cerebral muere después de que sus padres se nieguen a darle tratamiento

Los médicos iniciaron una batalla legal para que los padres permitieran que el niño recibiera quimioterapia y radioterapia, tratamientos con los cuales Oshin tendría un 30% de posibilidades de vivir. Sin embargo, sus progenitores sólo accedieron a que el niño recibiera quimioterapia, después de que un juez lo ordenara.

Oshin Strachan, un niño de seis años, ha fallecido tras una dura lucha contra el cáncer, que comenzó con una batalla legal entre sus padres y el hospital donde se trataba la enfermedad.

Oshin falleció en los brazos de su madre, quien aseguró a los medios que "mi amor Oshin tomó su último aliento con tranquilidad mientras lo abrazaba" y añadió que "el viaje de Oshin ha sido traumático para él y estoy agradecida de que no tenga que sufrir más esta pesadilla".

Los padres del pequeño, Angela Kiszko y Adrian Strachan, se negaron a darle tratamiento por los efectos adversos que tendría en él, según recoge elmedio BBC.

"No estaban actuando por el bien de su hijo",

Sin embargo, el pasado mes de marzo un juez denegó la propuesta de sus padres y en base a los testimonios médicos decidió que "el poder de los padres no era ilimitado" y que "no estaban actuando por el bien de su hijo", por lo que decidió que Oshin tenía que recibir quimioterapia. Además, en septiembre un juez ordenó que se le dieran también cuidados paliativos.

La batalla legal comenzó después de que Oshin fuera operado por un tumor cerebral en el Hospital Princesa Margaret de Perth en diciembre de 2015.

Los médicos recomendaron que el pequeño recibiera un tratamiento de quimioterapia y radioterapia, pero sus padres pensaron que los efectos destruirían su calidad de vida.

Esta decisión alertó al equipo médico, que tomó materia en el asunto e informó a la Corte Familiar de Astralia, quien finalmente ordenó en marzo que Oshin recibiera tratamiento de quimioterapia, porque según los médicos, el niño tendría al menos un 30% de posibilidades de vivir si recibía ambos tratamientos.

Sin embargo, los padres sólo accedieron a que el niño recibiera quimioterapia, dejando a un lado la radioterapia, también relevante para curar su enfermedad.

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