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A raíz de la matanza en un campo de fútbol

Nueva crisis política en Egipto

En Egipto, continúa el duelo por los 74 muertos y más de 1000 heridos de la matanza de anoche, después de un partido de fútbol. La magnitud del suceso ha provocado una nueva crisis política en el país. Esta madrugada, cientos de familiares y seguidores de uno de los equipos abarrotaban la estación de tren de El Cairo para recibir a los que llegaban de Port Said, la ciudad donde se jugó el partido.

Gritaban consignas contra la junta militar, a la que responsabilizan de la falta de seguridad, y de estar detrás de las provocaciones del equipo rival. Por el momento, solo ha habido 47 detenidos."¡Abajo el gobierno militar", coreaban miles de personas en la estación principal de El Cairo. Esperaban el tren que llegaba de Port Said con cientos de aficionados del equipo Al Ahli. "Nos dieron una paliza, había heridos. Muchos murieron." Amigos, hermanos y madres esperaban todavía esta mañana en la estación a sus allegados."Mi hijo tiene 18 años, se llama Suleiman, y por favor, ayudadme a buscarlo", lamentaba una cairota.

Egipto culpa a su ejército de la matanza en Port Said. --Nos dijeron, ¿habeis traido las mortajas?, después nos atacaron de manera brutal.  Y cuando intentamos salir por el túnel, vimos las puertas cerradas.
Mohamed ha velado toda la noche en la mezquita  a su hermano de 21 años. El joven era seguidor del equipo visitante. "Los agentes lo observaron todo, pero nadie movió un músculo", denuncia ¿Cree usted que la policía no pueden garantizar la seguridad en un partido como este? Para frenar la crispación, el mariscal Tantawui, se reunía con los jugadores del equipo cairota. El mensaje del hombre fuerte de Egipto tiene tres frentes; habrá una investigación, los saboteadores serán juzgados, las víctimas indemnizadas.

"Los involucrados en este incidente tendrán su castigo. Tenemos una hoja de ruta para transferir el poder a los civiles electos y estos incidentes no nos afectarán" La primera dimisión; el gobernador de Port Said. Los hermanos musulmanes hablan de "una mano invisible" y acusan a la policía de negligencia. Un claro pulso a la Junta Militar, que hoy por hoy controla las fuerzas del orden.

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