Prometió que no le volveríamos a ver, que su imagen abandonando el Elíseo tras la investidura de François Hollande sería una de las últimas de su vida política en primera línea. Nicolas Sarkozy se marcha de la vivienda a la que llegó hace cinco años con su segunda esposa, Cecilia Ciganer-Albéniz, para mudarse con la tercera, Carla Bruni, a un céntrico apartamento de París.
Atrás deja sus reuniones de alto nivel y viajes de Estado. Por delante tiene una nueva vida. Lo primero que ha hecho, como tantas otras veces, ha sido correr por un parque de la capital. Piensa irse quince días de vacaciones con su familia. Unos dicen que a la Costa Azul; otros, que al extranjero, para estar lejos de las cámaras.
A la vuelta, se incorporará -no muy lejos del Elíseo- a su despacho de expresidente, con personal a su cargo, seguridad, coche oficial y sueldo. A qué dedicará el tiempo en esa oficina es aún una incógnita. Además, si lo desea, podría incorporarse al Consejo Constitucional. Por ambos cargos recibiría 22.000 euros al mes, de por vida, compatibles con su carrera de abogado que podría retomar.
¿Y ella, la ya ex primera dama? Hace años que abandonó su reinado en las pasarelas. En el mundo de la moda pocos la esperan de vuelta. Su incipiente carrera musical tampoco le augura, según los más críticos, un futuro prometedor. De momento, se ocupará de un disco que tiene ya grabado y que saldrá a la venta en otoño.