Noche cerrada y el Costa Concordia lleva encallado más de media hora. Los pasajeros ya con los chalecos salvavidas escuchan atemorizados a una azafata.
En nombre del capitán tengan la amabilidad de regresar a sus camarotes o si lo desean pasen a los salones Las palabras de tranquilidad no calman a los turistas. El crucero ha comenzado a inundase y hay cortes de luz. La tripulación oculta la realidad de la situación.
No hemos terminado de solucionar el problema eléctrico del generador, todo está controlado. Si quieren quedarse aquí de pie me parece bien, pero yo les pediría que se fueran tranquilamente a sus camarotes y se queden allí.
Treinta y seis minutos después el capitán activa la alarma de siete pitidos cortos y uno largo que avisa de que hay que abandonar el barco. La fiscalía investiga quien dio la orden de mentir a los pasajeros.
Lo que provocó que no se organizara de manera correcta la evacuación. Una semana después de la tragedia, el gobierno ha prohibido a los cruceros acercarse al archipiélago toscano y a la laguna de Venecia. Mientras continúan las labores para evitar el vertido del combustible que esta en los tanques.
Estamos trabajando para encontrar maneras de transferir de forma segura el combustible de barco a barco. El temor a un desastre ecológico ha llevado al gobierno italiano a declarar el estado de emergencia en la zona.
