Invasión rusa de Ucrania
Nuevos bombardeos cerca de la central nuclear de Zaporiyia alertan al mundo: "Puede ser peor que Fukushima"
Los combates entre Rusia y Ucrania cerca de la central nuclear de Zaporiyia tienen alerta al planeta. Es la mayor central de Europa y alberga en su interior hasta 1.200 toneladas de combustible nuclear.
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La guerra que ha marcado este año un antes y un después en Europa y en el mundo mantiene unos combates que preocupan muchísimo al mundo. Ya no solo por las posibles matanzas de civiles como las ocurridas en Bucha y en Mariúpol. También por la posibilidad de que una catástrofe nuclear cobre vida de nuevo tras los peores accidentes nucleares de la historia, que se produjo en la propia Ucrania en 1986, cuando explotó la central de Chernóbil en la entonces Unión Soviética, y en Fukushima (Japón) en 2011.
Zaporiyia es una de las regiones donde se están produciendo los más intensos combates entre Rusia y Ucrania. Y la alarma mundial está motivada por la central nuclear ubicada allí, que es la más grande de Europa y la tercera más grande del mundo. Y el temor a que los enfrentamientos se recrudezcan es grande, dado que la central tiene uno de los mayores contenidos de combustible nuclear del planeta, con hasta 1.200 toneladas de peligroso material radiactivo.
La situación empieza a entrar en un terreno tan peligroso que tanto la Unión Europea, como la ONU, el G-7 e incluso la propia China han instado a ambos países a cesar las hostilidades allí de inmediato. Sorprende la postura de China, uno de los socios más habituales de Rusia, que también les ha pedido no jugar con fuego, argumentando que una catástrofe nuclear en Zaporiyia "puede ser peor que Fukushima", el accidente nuclear que causó un desastre natural en el año 2011.
¿Qué consecuencias tiene un accidente nuclear?
Cuando la central nuclear de Chernóbil explotó en el año 1986, se liberó una gran cantidad de material radiactivo, que hizo inhabitable la ciudad de Prípiat, la más cercana a las instalaciones. Ello se debía a que una sobreexposición a los residuos radiactivos podía ocasionar la muerte si se estaba cerca de la central. Aunque las autoridades soviéticas sacaron de sus casas a los vecinos diciéndoles que era una evacuación temporal, la región sigue sin ser habitable, y no lo será hasta dentro de 26.000 años.
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Antes, para medir la radiación se utilizaban la escala de los llamados röntgens, pero actualmente se mide en sieverts, que es la unidad equivalente a los röntgens dividida entre 100. La radiación que es considerada como normal es la de 3,6 röntgens por hora (equivalente a 0,036 sieverts por hora). Las dosis que ya resultan mortales para ser humano son las de 100 röntgens por hora (1 sievert por hora), y en Chernóbil llegaron a registrarse más de 15.000 röntgens por hora (150 sieverts por hora), mientras que en el núcleo de la central, la zona más contaminada, alcanzaba el doble de radiación.
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