El presidente de EEUU, Barack Obama, anunció este martes nuevas sanciones contra Rusia por su continuo respaldo a las actividades de los rebeldes prorrusos en Ucrania, y advirtió que "los costes seguirán creciendo" si ese país "no cambia su actual camino".
"Si Rusia continúa su actual camino, el coste para Rusia seguirá creciendo", afirmó Obama en la Casa Blanca al anunciar este tercer paquete de sanciones económicas, que apuntan en concreto a los sectores de energía, defensa y finanzas.
Este anuncio se suma a las sanciones adoptadas también hoy por la Unión Europea, agregó el mandatario, para que de esta manera coordinada "tengan un mayor impacto".
Las entidades objeto de las sanciones son tres bancos estatales, Hit VTB, Bank of Moscow, y Russian Agricultural Bank, para los que queda limitado su acceso a los mercados de capitales en dólares a medio y largo plazo, precisó el Departamento del Tesoro en un comunicado.
Asimismo, EEUU bloquea los activos de la compañía United Shipbuilding Corporation, una de las principales empresas de construcción de material militar en Rusia; y prohíbe las exportaciones a Rusia de equipamiento para "la exploración y producción petrolera".
"Vamos a expandir nuestras sanciones a más bancos rusos y compañías de defensa y suspenderemos formalmente créditos que favorecen exportaciones a Rusia y el financiación de proyectos de desarrollo en Rusia", resumió el mandatario.
No obstante, Obama matizó que el anuncio de nuevas sanciones contra Rusia "no es una nueva Guerra Fría", sino un medio para que Moscú deje a Ucrania elegir su propio camino.
"Lo que no podemos aceptar es que Rusia arme a los separatistas que llevan a cabo actividades terriblemente destructivas dentro de Ucrania, y socavando así la capacidad para gobernarse de manera pacífica", dijo el mandatario.
Las tensiones entre Rusia y EEUU y sus socios europeos, con el conflicto de Ucrania de por medio, se han incrementado recientemente tras el derribo de un avión comercial de Malaysian Airlines con 298 personas abordo el pasado 17 de julio en el este de Ucrania, sobre territorio controlado por los separatistas prorrusos.
Washington ha apuntado a los rebeldes como responsables del lanzamiento del misil que derribó a avión, para lo cual habría utilizado tecnología suministrada por Moscú, algo que Rusia ha negado.