Ambos mandatarios han mantenido un encuentro en la Casa Blanca en el que, como ha reconocido Obama, "la mayoría del tiempo" lo ha ocupado la crisis ucraniana. Tanto Obama como Merkel comparten su malestar por la postura adoptada por Rusia y se han mostrado "unidos" de cara a futuras medidas.
Merkel, que ha apostado por que la Unión Europea actúe en todo momento "de forma coordinada" --"como ha ocurrido desde el principio", ha añadido--, ha considerado inevitable la adopción de nuevos castigos, si Ucrania no se estabiliza o si Moscú interfiere en las elecciones del próximo 25 de mayo.
"No quedará más opción", ha llegado a decir Obama al aludir a futuros "costes", si no pueden celebrarse los comicios. "El objetivo no es castigar a Rusia. El objetivo es darle un incentivo para emprender un mejor rumbo", ha explicado el presidente de Estados Unidos en la comparecencia conjunta.
Sobre el contenido de las sanciones, Obama ha apuntado que estará preparado un nuevo paquete de medidas "sectoriales" que afectarían al crecimiento y a la economía rusa. Merkel, por su parte, se ha mostrado igualmente "lista" para aplicar sanciones sobre sectores concretos.
Uno de los reproches hacia Moscú es su tibieza en relación a las revueltas prorrusas que se registran desde hace semanas en la parte este de Ucrania. Obama ha recordado que no se trata de "manifestantes pacíficos", sino de "milicianos fuertemente armados" y ha apuntado que tienen "capacidad para derribar helicópteros".
El presidente norteamericano ha solicitado la colaboración de Rusia para que estos grupos depongan la violencia, así como para que liberen de forma "inmediata" a los observadores militares de la Organización para la Seguridad y la Cooperación Europa (OSCE) que permanecen retenidos en Slaviansk.
Merkel también ha recriminado a Moscú que no haya dado pasos para tratar de aplicar en la práctica los compromisos alcanzados el pasado 17 de abril en Ginebra, que contempla, entre otras medidas, el desarme de los grupos prorrusos.