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EEUU | MULTAN AL HOSPITAL CON 17.200 EUROS
Una paciente dada por muerta despierta cuando los médicos le iban a extraer los órganos
Los médicos del Hospital St. Joseph de Siracusa (Estados Unidos) comunicaron a los familiares de Colleen Burns que la paciente no presentaba signos vitales tras ser ingresada por sobredosis, por lo que sus allegados acordaron desconectarla y donar sus órganos. Sin embargo, un informe desvela que la mujer llegó a respirar, y su lengua y labios se movieron antes de la intervención.
Los médicos del Hospital St. Joseph de Siracusa (Estados Unidos) estaban a punto de extraer los órganos de una mujer que habían dado erróneamente por muerta para destinarlos al trasplante cuando, de repente, la paciente abrió los ojos. Los doctores habían comunicado a su familia que la afectada, Colleen Burns, no presentaba signos vitales, por lo que sus allegados acordaron desconectarla y donar sus órganos.
Burns llegó a urgencias por una sobredosis de medicamentos y, durante su internamiento, el Departamento de Salud ha constatado que no se le realizaron las pruebas suficientes, no se le efectuaron escáneres cerebrales y, además, los médicos ignoraron las observaciones de una enfermera que indicaba que la mujer no estaba muerta y que, incluso, presentaba una mejoría. En realidad, la ingesta excesiva de fármacos le había provocado un coma profundo, y el personal del hospital interpretó los síntomas como si de un daño cerebral irreversible se tratase.
Como recoge The Telegraph, el día antes de que casi le retiraran los órganos, una enfermera le realizó una prueba de reflejos, cuya reacción no era la propia de una persona fallecida. Además, fuera del quirófano, Burns llegó a mostrar signos de respiración, y sus labios y la lengua se movieron.
El Departamento de Salud considera que la atención recibida por Burns es inaceptable y una agencia federal ha criticado al hospital por no comprobar adecuadamente la muerte. Por esta negligencia, el St. Joseph ha sido multado por la Secretaría de Salud estatal con 22.000 dólares de sanción (17.200 euros), lo que supone la mayor multa impuesta a un centro hospitalario de Nueva York desde 2002.
La paciente Burns, de 41 años, se recuperó de su sobredosis de varios fármacos y fue dada de alta del hospital dos semanas después del incidente. Sin embargo, 16 meses después la mujer se suicidó, según ha declarado su madre, Lucille Kuss. "Estaba tan deprimida que nunca hablaba de lo sucedido", ha expresado Kuss.
"Este tipo de cosas suceden", ha dicho Lisa McGiffert, directora de Consumers Union Safe Patient Project, aunque añade que lo sucedido "es muy preocupante". McGiffert ha afirmado que no hay manera de saber con qué frecuencia suceden hechos parecidos a éste, ya que en Estados Unidos no hay un sistema para recopilar información de los hospitales acerca de los errores médicos.
Después de lo ocurrido, el Hospital St. Joseph ha recibido la orden de contratar a un neurólogo para que enseñe al personal cómo diagnosticar con precisión la muerte cerebral. "El objetivo del hospital es proporcionar la mejor atención a cada paciente. Hemos aprendido de esta experiencia", ha asegurado Kerri Howell, portavoz del hospital.
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