Atentados del 11 de septiembre de 2001
El padre de una española que murió en los atentados del 11-S: "Mi hija estaba embarazada y todavía duele"
José Luis San Pío, padre de Silvia San Pío, una española que falleció en los atentados de 11-S en Nueva York explica en el vigésimo aniversario que "sigue doliendo", aunque ha "aprendido a perdonar".
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Hablamos con José Luis San Pío, padre de Silvia San Pío, la española que falleció en los atentados de 11-S en Nueva York. A sus 83 años, está jubilado pero se acerca la fatídica fecha y el recuerdo es inevitable. "Mi hija estaba embarazada de 7 meses y trabajaba en la planta 92. El avión impactó en la 96. Nunca más supimos de ella". Ha aprendido a perdonar, dice, si el perdón significa no tener odio, pero se alegró cuandoBin Laden se murió.
¿Cómo vivió el 11-S del año 2001?
Empecemos por decir, que ya es conocido que soy el padre de Silvia, que el 11-S estaba trabajando en las Torres Gemelas, en la torre norte, en el piso 92, oficina que yo conocía. En la misma oficina trabajaba también su marido y ella estaba embarazada de 7 meses. Yo en esa época ya vivía en Madrid. Estaba comiendo en un pequeño restaurante cerca de mi oficina y los dueños, que sabían mi vinculación con Nueva York, me dijeron: "Don José Luis, venga que hay esto, tal…" y efectivamente fui allí a la televisión y en el primer momento no me lo podía creer, pero el tiempo demostró que no era ningún trucaje, que efectivamente lo que hemos sabido después ocurrió. Así fue cómo me enteré yo de la noticia. Intenté hablar con mi hija, no tuve ya respuesta. El teléfono sonó, sonó y luego se cortó, posiblemente ya las líneas se cortaron y ese fue el primer momento que supe lo que había ocurrido.
¿Quién se puso en contacto con usted o le comunicó oficialmente lo que acababa de suceder?
Conforme el tiempo pasaba, hice varios intentos y entonces hablé con su madre, con mi ex mujer: "¿Había ido a la oficina o no había ido a la oficina hoy? Sí, había ido. ¿Sabes algo de ella? No…". Intenté salir en el primer vuelo que pude y cuando llegué allí lo único era confirmar que prácticamente no había heridos, ninguno, y que lógicamente había tenido que fallecer porque con la situación de su oficina era imposible, casi que no hubiera ocurrido eso. Hubiese sido un milagro, ella y su marido, los dos desaparecieron.
Cuando usted llegó a Nueva York, ¿qué se encontró?
Me encontré una ciudad muerta, silenciosa, taciturna, pero al mismo tiempo, la gente se hablaba, cosa que antes no solía ocurrir, se comunicaban. Todos llevábamos un lazo negro y había unas miradas de complicidad de simpatía, etc. Eso me llamó la atención porque fue un golpe muy fuerte, terminaron siendo como unas 3.000 las víctimas, los fallecidos entre las dos Torres.
Han pasado 20 años y eso nunca se olvida, pero esos 20 son todavía una pesadilla ¿no?
Sí, por supuesto, mi manera de pensar y de reaccionar, mi afecto y no solamente el mío, sino el del resto de mi familia, porque Silvia era grande. Es cierto que dentro de la familia, yo fui el que primero aceptó el hecho de lo que había ocurrido y que había fallecido. No hubo nunca una prueba, pero acepté el hecho. A mí me ayudó mi fe cristiana, pero también mi familia, también los compañeros de trabajo y lo que ahora se dice, el duelo, pues lo pasé relativamente rápido, porque acepté los hechos. Ahora, eso no quita para que el dolor fuese por dentro y sigue ahí yendo por dentro. Y seguir seguirá siempre.
¿Usted se imaginaba que algo tan terrible podía suceder y cambiar la historia?
Bueno, de alguna forma sí. Era tan grave y tan grande el daño que hicieron y tan brutal, en un sitio tan representativo como eran las Torres Gemelas, que algo tenía que haber. Lo que sí hice y mantuve en todo momento y hoy sigo manteniendo, que dentro de comprender, que el Gobierno americano tenía que hacer algo para calmar a la mayoría americana, que para mí lo que se hizo no era el camino correcto para combatir el terrorismo. Yo he mantenido mi idea desde el primer momento de que el terrorismo tiene varias causas, la más fundamental quizá sea la injusticia que existe en el mundo, injusticia por muchas razones no solamente económica sino social y hay que combatirlo con amor, con ayuda, con acercarse a los demás y buscar de solucionar sus problemas en la medida en que se puedan solucionar aunque sea una cuestión de mucho tiempo.
Pero el combatir el terrorismo con violencia y con odio no era el camino porque lo que intenta es nuestra reacción frente a un ataque ilegal, terrible para que hagamos una cosa, que es lo que están buscando, crear un caos, un desorden. Por ello que la mayoría de los terroristas son de izquierdas, son de tipo filocomunista, anarquista y son enemigos de orden, de la paz, de la democracia. Eso es lo que buscan. Entonces, no les puedes devolver en su propia moneda porque casi les estás haciendo un favor.
¿Cómo ve usted los 20 años de la presencia militar en Afganistán y su desaparición y el regreso de nuevo de los talibanes?
La verdad es que no he seguido excesivamente esos 20 años que es lo que hizo Estados Unidos e incluso qué es lo que hizo España allí. Es una cosa que tomaron la decisión hace 20 años que en lugar de acercarse al pueblo, intentar conquistar su corazón y traérselo, lo que hicieron fue negociar con unos gobernantes, que al fin y a la postre les ha salido rana y por tanto se han perdido 20 años, es decir, es una pena, lo lamento, pero dentro de que no he seguido el desarrollo, sí veo ahora las consecuencias. No quiero decir aquello tan manido de que ya lo dije, no, no, lo mío está escrito y publicado.
En una cultura como la afgana que poco tiene que ver con la Occidental ¿Creen que se han sentido apoyados?
Si se hubiese hecho bien, yo creo que 20 años son suficientes, pero como no se ha hecho bien, pues no podemos saber lo que hubiera ocurrido. Incluso creo que lastropas españolas que han estado allí han estado ayudando en temas casi sociales, de construcción de edificios, se han llevado con el pueblo mucho mejor que los americanos que eran también quienes disparaban los tiros contra los talibanes.
¿Usted qué hubiera hecho?
Desde luego lo hubiera hecho distinto, no lo sé ni soy quién para dar lecciones, pero a orientación en su conjunto creo que fue errónea, incluso las tropas españolas, dentro de su cometido, creo que lo han hecho mejor que los otros. Lógicamente ha llegado un momento en que han tenido que salir, lógicamente.
¿Usted ha perdonado?
La palabra perdón no sé si se puede equiparar a no tener odio. Si se equipara a no tener odio, pues sí. Si es algo más, pues hombre… Como en las guerras, tú puedes tener un sentimiento muy fuerte contra el comandante de las tropas que tienes enfrente, pero a lo mejor no tiene el mismo nivel de sentimiento contra el soldadito que tiene al lado, aunque sea el que dispare y el otro le manda. Hay grados.
Cuando le hablo de Bin Laden ¿qué se le pasa por la cabeza?
Me alegro de que haya fallecido. Es que yo no soy partidario de los sentimientos negativos. Y el odio para mí es un sentimiento negativo. Y, por lo tanto, prefiero no planteármelo. Es más, algunas veces he rezado por él.
¿Cómo era Silvia?
Silvia era una chica magnífica, no es porque yo sea el padre, pero muy cariñosa, muy normalita, muy hija de familia, muy respetuosa con sus padres, buena estudiante. Había estudiado en Inglaterra y también en Estados Unidos, fuera de su casa. Estuvo también en México un par de años, yo la visité allí, por su cumpleaños y muy cariñosa. Todos tenemos un gran recuerdo, de él también, era un chico de origen italiano, también muy agradable de trato.
¿Cuándo fue la última vez que habló con su hija?
Una semana, diez días antes del 11-S. Nos habíamos visto ese verano, a comienzo de verano y esto pasó el 11 de septiembre como sabemos. Nos hablamos por teléfono varias veces.
¿Cómo fue su última conversación?
Temas absolutamente normales.
¿Ha vuelto a ver las imágenes?
Si… y he estado allí, en el sitio. Vamos, recientemente, hace 3 ó 4 años. He visto el museo que han hecho allí y el tema del recordatorio.
¿Qué siente cuando se acerca a allí?
Qué duda cabe que el paso del tiempo ayuda a que no estés todo el día con la idea metida en tu cabeza, ¿no? Tienes que atender otras cosas, otras personas de la familia y a ti mismo. El recuerdo sigue tan vivo como el primer día, pero no es tan frecuente como el primer día. Pero lo que me preguntaba que cómo siento, yo diría que con la misma intensidad.
¿Cuánto tiempo mantuvo la esperanza?
Realmente hasta que llegué a Nueva York. Antes he dicho, verdad, que sabía dónde estaba la oficina suya. Yo quiero pensar y lo pensé en cuanto vi que no había víctimas que su fallecimiento había sido instantáneo. Lo otro hubiera sido querer aferrarte a lo imposible, que yo respeto esa postura y algún miembro de la familia mantuvo esa actitud, pero afortunadamente no fue mi caso. Yo soy más pragmático y mi período de duelo pues fue menor.
¿En qué le ha ayudado una situación tan dura y qué lectura positiva debe sacar el resto de la humanidad?
Hubo una cosa que ocurrió, desgraciadamente, no mucho tiempo después, que fue el 11-Men Madrid. Yo estaba trabajando en Cáritas como voluntario a tiempo parcial. Tuve ocasión de reunirme con los familiares de víctimas del atentado de Madrid del 11-M. Fui invitado a la parroquia de Santa Eulalia y pronuncié unas palabras de consuelo a los demás, diciendo que yo sabía lo que estaban pasando puesto que lo había pasado yo. Les conté mi experiencia y espero que a alguno le fuese de utilidad.
¿Teme que con todo lo que ha pasado en el último mes, vuelva la amenaza del terrorismo?
Yo creo que la amenaza del terrorismo ha existido siempre yprobablemente seguirá. El terrorista, igual que hicieron el 11-S, quizás no puedan hacer uno tan grande, y hay controles pero lo intentan. Otros de menor calibre los ha habido, en París, en Londres, en cantidad de sitios, en Bruselas, en Madrid. Y, por tanto, siempre que puede el terrorismo ataca. Es una cuestión de prepararse y al mismo tiempo de intentar atacar las causas del terrorismo.
Un mensaje a la gente más joven que no vivió el 11-S. ¿Le habla a sus nietos?
Es un tema que no se ha dejado de hablar en familia, todos conocen la historia. Esos nietos son hijos de hermanos de Silvia y cada uno en su casa ha hecho prácticamente lo mismo. Lo saben, lo conocen.
¿Cómo es su vida 20 años después del 11-S?
Ahora estoy jubilado, llevo unos años, procuro trabajar en otras cosas, en temas personales, financieros, estar ocupado, continuamente, por mantenerme activo mentalmente. Eso y lógicamente disfrutar de la familia, de mi mujer, de mis hijos, de mis nietos, cosa que antes cuando estaba en activo disponía de menos tiempo. Yo creo que es cuestión de estar ocupado, lo importante para tener una buena jubilación.
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