El Papa Francisco en Bangladesh

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en su último día de visita a Bangladesh.

El Papa afirma que hablar mal del otro "es terrorismo": "Cuando tengas ganas de hablar mal de alguien, mejor que os mordáis la lengua"

Francisco ha repetido en Bangladesh el concepto que ya ha repetido en algunos de sus discursos a los religiosos del peligro de las divisiones en el seno de las comunidades católicas y el mal que hacen "los chismes".

El Papa Francisco ha afirmado que los "chismes" y "hablar más del otro" dentro de las comunidades religiosas es como hacer "terrorismo", en el encuentro con los religiosos y religiosas en la Iglesia del Santo Rosario en Dacca, en su último día de visita a Bangladesh.

"Les he preparado ocho paginas y para no aburrirles, les voy a dar el discurso y voy a decir lo que se me ocurra", comenzó así el Papa provocando la carcajada de los varios centenares de los sacerdotes, monjas y seminaristas y novicios que se congregaron en este acto.

Francisco ha repetido en Bangladesh el concepto que ya ha repetido en algunos de sus discursos a los religiosos del peligro de las divisiones en el seno de las comunidades católicas y el mal que hacen "los chismes". En su discurso improvisado, Francisco les habló primero de que ellos son brotes de la semilla que plantó Dios y les pidió cuidarla, ver cómo crece y cómo se distingue de la mala semilla y de la mala hierba".

Subrayó que en una comunidad católica, en un seminario, o en una conferencia episcopal hay muchos brotes y "que no es fácil hacer comunidad" porque "los defectos y las limitaciones amenazan la vida comunitaria, amenazan la paz". Recordó que la Iglesia de Bangladesh es muy activa en el diálogo interreligioso y entonces pidió hacer lo mismo en las comunidades católicas y ser ejemplo de armonía.

"Me gusta mencionar siempre uno de los grandes defectos, y algunos me criticarán porque soy repetitivo, pero el enemigo es el espíritu de los chismes", dijo. "La lengua, la lengua, es esto lo que destruye una comunidad. El hablar mal de otros, el subrayar los defectos de otros, pero no decírselo y así crear desconfianza, recelos y un ambiente que no hay paz", agregó.

Y entonces aseguró que esto es "terrorismo", porque "el que va a hablar mal de otro, no lo dice públicamente como el terrorista no lo dice públicamente. El que va hablar mal de otro lo hace a escondidas. Tira la bomba y se va y la bomba destruye todo y él se va tranquilo a poner otras". El papa aconsejó entonces: "Cuando tengas ganas de hablar mal de alguien, mejor que os mordáis la lengua, a lo mejor se te hincha, pero no harás mal a nadie". Indicó que lo mejor es decirlo a la cara a la persona o a "quien puede poner remedio, pero a ninguno más" porque afirmó que ha visto muchas comunidades católicas destruidas por "los chismes".

"Mordeos la lengua a tiempo", aseveró. También les pidió "procurar pedir y tener espíritu de alegría" porque "sin alegría no se puede servir a Dios" y criticó a aquellos curas o monjas "con cara de vinagre" que parece "que desayunaron vinagre". Para ello citó al santo chileno Alberto Hurtado sobre "la alegría del corazón" y que aunque sea momento de mucho dolor, la sonrisa sea de paz.

Al respecto explicó que le da "mucha ternura" cuando encuentra a religiosos y monjas ancianas que tienen el brillo en los ojos porque fueron felices por haber vivido "una vida con plenitud". "Traten de buscar esa mirada en las monjas viejas, que siempre estuvieron sirviendo, con esos ojos pícaros y brillantes porque tiene la sabiduría del Espíritu Santo". En este discurso que fue interrumpido por aplausos y risas de los presentes, Francisco se despidió con un consejo: "Cuando sean como el vino y vayan madurando hasta el final, que los ojos les brillen de alegría, picardía y plenitud del espíritu santo".

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