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BENEDICTO XVI ASISTIÓ A LA CEREMONIA

El Papa Francisco beatifica a Pablo VI

La Plaza de San Pedro del Vaticano acogió la beatificación de Pablo VI (1897-1978), pontífice que concluyó el Concilio Vaticano II e instauró el Sínodo de los obispos. Esta ceremonia clausuró además el Sínodo extraordinario sobre la familia que se ha celebrado en estos días.

El Papa Francisco proclamó beato a Pablo VI durante una misa en la Plaza de San Pedro en El Vaticano a la que asistieron decenas de miles de personas. Después de la ritual petición de beatificación expuesta al Papa por el obispo de Brescia, Luciano Monari, Francisco pronunció la formula en latín que declaraba beato al pontífice que clausuró el Concliclio Vaticano II y que firmó importantes encíclicas como la 'Humanae Vitae'.

Francisco leyó que "desde ahora el papa Pablo VI será llamado beato y se celebrará su fiesta, en los lugares y según las reglas establecidas, cada año el 26 de septiembre". La ceremonia eucarística comenzó con la lectura de la biografía del papa Montini por parte del postulador de la causa de beatificación, Antonio Marrazzo. Tras su entrada en la Plaza de San Pedro, Francisco saludó al Papa emérito Benedicto XVI, que asistió a esta beatificación, pues fue Pablo VI quien le nombró cardenal.

Estuvieron presentes en la ceremonia los 253 participantes en el Sínodo de la familia que concluyó este sábado, ya que también esta ceremonia ha clausurado la asamblea extraordinaria que se ha celebrado en estos días.

El milagro atribuido a la intercesión de Pablo VI, y que le permitió ser beatificado, es la curación de un feto a principios de la década de 1990 en California, después de que se diagnosticase que tenía graves problemas cerebrales, pero la madre se negó a abortar y el niño nació sin problemas.

Junto al altar se expuso como reliquia la camiseta ensangrentada de Pablo VI, después del atentado, en 1970, cuando un pintor boliviano le hirió con dos puñaladas a su llegada al aeropuerto de Manila.

El Papa Francisco destacó durante la beatificación cómo "supo conducir con sabiduría y con visión de futuro -y quizás en solitario- el timón de la barca de Pedro" en el momento "en que estaba surgiendo una sociedad secularizada y hostil", y que lo hizo "sin perder nunca la alegría y la fe en el Señor".

Francisco recordó como el papa Giovanni Montini instituyó el Sínodo de los Obispos con el objetivo de, como escribió Pablo VI, "adaptar los métodos de apostolado a las múltiples necesidades nuestro tiempo y a las nuevas condiciones de la sociedad". "Contemplando a este gran papa, a este cristiano comprometido, a este apóstol incansable, ante Dios hoy no podemos más que decir una palabra tan sencilla como sincera e importante: Gracias", continuó Francisco.

El Papa argentino agradeció el "humilde y profético testimonio de amor a Cristo y a su Iglesia" de Pablo VI y recordó que fue "el gran timonel" del Concilio Vaticano II. Pablo VI, expresó Francisco, "supo de verdad dar a Dios lo que es de Dios dedicando toda su vida a la sagrada, solemne y grave tarea de continuar en el tiempo y extender en la tierra la misión de Cristo". El Papa Montini, dijo Francisco, "guió a la Iglesia para que fuera al mismo tiempo madre amorosa de todos los hombres y dispensadora de salvación".

En la beatificación de Pablo VI participaron decenas de miles de personas, sobre todo desde Brescia -localidad natal del pontífice- y desde Milán -ciudad de la que fue arzobispo-, que colmaron la plaza de San Pedro.

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