El Papa Francisco ordena a diez sacerdotes

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EN LA BASÍLICA DE SAN PEDRO

El Papa Francisco a diez nuevos sacerdotes: "Sean pastores, no funcionarios"

Los sacerdotes se presentaron al Papa Francisco diciendo "Aquí estoy" y el Pontífice comenzó la ceremonia con una pregunta: "Es cierto que son dignos?". El Santo Padre ha recordado la importancia de ejercer con "claridad y caridad sincera". Los diez jóvenes son seis italianos, un argentino, dos indios y un croata.

El Papa Francisco ha ordenado a diez nuevos sacerdotes de la diócesis Roma en una solemne ceremonia muy emotiva celebrada en la Basílica de San Pedro, en la que los jóvenes se han presentado uno a uno ante el Pontífice argentino.

Se trata de seis italianos, dos indios, un argentino y un croata, quienes al comienzo de la liturgia de ordenación se han presentado ante el Papa Francisco diciendo: "Aquí estoy". El cardenal Agostino Vallini después pidió al Papa su ordenación, a lo que el Francisco preguntó "¿Es cierto que son dignos?". "De la informaciones recogidas cerca del pueblo cristiano y según el juicio de los que han guiado su formación puedo afirmar que son dignos", respondió el cardenal.

Durante la homilía que improvisó el Papa les instó a dar la palabra de Dios que "vosotros mismos habéis recibido con alegría, recordad a vuestras madres, a vuestras abuelas, a vuestros catequistas, que os han transmitido el don de la fe". El único objetivo de los sacerdotes "debe de ser satisfacer a Dios no a vosotros mismos", advirtió.  Francisco ha recordado la importancia de ejercer con "claridad y caridad sincera" la obra sacerdotal, con el único anhelo de "gustar a Dios y no a uno mismo". "Sean pastores, no funcionarios. Sean mediadores, no intermediarios", ha resaltado.

Tras la homilía del Pontífice, se pronunciaron los compromisos de los elegidos, se cantó la letanía de los santos con los diez presbíteros postrados en la tierra y la oración de ordenación.

Al final de la ordenación, con nuevos sacerdotes muy conmovidos, se colocaron la estola y la casulla, y el Papa ungió sus manos con el Santo Crisma. Después de entregarles la hostia en la patena y el cáliz con el vino para la celebración de la Misa, el papa intercambió con cada uno de ellos un abrazo y el beso de la paz entre los aplausos de los fieles. Por último, el canto el Credo.

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