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CON MOTIVO DEL DOMINGO DE RESURRECCIÓN

El Papa pide la paz mundial e impone la bendición 'urbi et orbi' ante 150.000 fieles

Con motivo del Domingo de Resurrección el Pontífice impuso la bendición "urbi et orbi". Durante su alocución, ante más de 150.000 fieles congregados en las inmediaciones del templo, mencionó los conflictos que se viven en países como Ucrania.

El papa Francisco pidió durante su mensaje de Pascua la pacificación de todos los conflictos de la tierra, "pequeños o grandes, antiguos o recientes", e instó a la reconciliación de las partes enfrentadas en Venezuela, entre otros conflictos.

Así lo solicitó el Pontífice desde la logia central de la basílica vaticana, a la que se asomó para leer este mensaje pascual e imponer, posteriormente, la bendición "urbi et orbi" con motivo del Domingo de Resurrección.

Durante su alocución, ante más de 150.000 fieles congregados en las inmediaciones del templo, mencionó los conflictos que se viven en países como Ucrania, Irak, la República Centroafricana o Sudán del Sur, entre otros. Asimismo, pidió a Cristo que interceda para poner fin a la epidemia de ébola que se vive en el norte de África.

Del mismo modo, Bergoglio se encomendó a Jesús para que le ayude a derrotar "la plaga del hambre" agravada, a su juicio, por estos conflictos y por "los inmensos desperdicios".

Bajo el balcón, un piquete de honor de la Guardia Suiza y una representación de las Fuerzas Armadas del Estado italiano acompañaron al Papa, al tiempo que una banda engalanada para la ocasión hacía sonar la Marcha Pontificia, el himno del Vaticano adoptado en 1949 por Pío XII. El mensaje de Francisco estuvo precedido por la misa del Domingo de Resurrección, que cierra la Semana Santa y en la que el papa no pronunció ninguna homilía.

Esta misa solemne comenzó de esta soleada mañana, mientras los miles de congregados entonaban el "Resurrexit", el canto que conmemora el regreso de Cristo. Para la realización de esta eucaristía, la célebre explanada vaticana apareció decorada con miles de flores de múltiples colores procedentes de Holanda, tal y como se hace desde 1985, año en el que un florista holandés decidió realizar esta ofrenda floral al Vaticano cada Domingo de Resurrección.

Así pues, los pies del tempo se convirtieron en un improvisado jardín compuesto por 12.000 tulipanes de diversos colores, por 6.000 narcisos y 2.500 jacintos, además de múltiples arbustos. La eucaristía estuvo presidida por el Cirio que el papa bendijo durante la vigilia de anoche y sobre el que inscribió, con un punzón, la señal de la cruz, la alfa y la omega y los números que conforman el año 2014.

Del mismo modo, ante el altar en el que se celebró la ceremonia fue colocado, como ocurre desde el año 2000, el icono del Santísimo Salvador, una imagen que según la tradición católica no ha sido realizada por una mano humana. Se trata de un venerado pantócrator que forma parte del tesoro que se custodia en el Sancta Santorum de Roma, anexo a la basílica de San Juan de Letrán y donde está, también, la Escalera Santa por la que según la tradición subió Jesús durante su pasión.

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