El Papa no quiere obispos "mánager" ni pastores "estándar" sino personas humildes

El Papa Francisco no quiere obispos en la iglesia que sean "mánager" ni pastores "estándar" y ha alentado a dar más vueltas a la hora de seleccionar obispos, durante una reunión en la Sala Bologna del Palacio Apostólico del Vaticano con la Congregación de Obispos, el dicasterio encargado de seleccionar a los obispos del mundo.

"La Iglesia no necesita apologistas de sus propias causas, ni cruzados de sus propias batallas, sino personas humildes", advierte el Papa. "Necesitamos uno que vea desde lo alto, que mire con la amplitud del corazón de Dios, no se necesita un mánager o un administrador delegado de una compañía, ni siquiera uno que esté al nivel de nuestras pequeñas peticiones, sino uno que garantice que a lo que aspira el corazón no sea una promesa en vano", ha precisado.

Por ello, se ha preguntado quiénes son y dónde seleccionarlos, al tiempo que ha invitado a "escrutar en el Campo de la Iglesia" para encontrarlos. "Existen estos hombres, porque Dios no abandona a su Iglesia, pero quizá no se dan suficientes vueltas buscándolos", ha subrayado.

Buscar testigos de Jesús

El pontifice ha apuntado que para elegir a un obispo no sirve de nada solo tener en cuenta sus "dotes humanas, intelectuales o culturales, ni siquiera pastorales" porque "un obispo no es la suma algebraica de sus virtudes". "Es necesario encontrar entre los sucesores de Jesús a los que testimonian al Resucitado", ha afirmado, subrayando que "la Iglesia permanece cuando se incrementa la santidad de sus miembros".

Entre las virtudes de los prelados, ha destacado a aquellos que sobresalen por su solidez cristiana, preparación cultural, ortodoxia y fidelidad a la verdad, disciplina interior y exterior, capacidad de gobernar con actitud y transparencia en la administración de los bienes. "Estas dotes imprescindibles deben subordinarse a ser testimonio del Resucitado", ha insistido.

Por ello, ha recalcado que el desafío está en "entrar en la perspectiva de Cristo, teniendo en cuenta "las necesidades de las Iglesias en particular" porque no se necesita un pastor "estándar" para todas las Iglesias.

Además, ha manifestado que "el obispo es aquel que sabe actualizar lo que le ha pasado a Jesús" y, sobre todo, "sabe hacer testimonio de la Resurrección con la Iglesia". A juicio del Pontífice, en el ADN del obispado está escrito que tienen que tener "el coraje de morir, la generosidad de ofrecer su propia vida y de darse por el rebaño" y, sobre todo, "por aquellos que, según el mundo, están descartados".

El Papa pone de manifiesto que se necesitan en el obispado "hombres pacientes que custodien la doctrina, no para medir cuánto vive el mundo lejos de la verdad, sino para fascinar al mundo, encantarlo con la belleza del amor, seducirlo con la oferta de la verdad dada por el Evangelio".

Buscar un guía del pueblo de Dios

"Uno de las tareas fundamentales del obispo es rezar", recuerda el Papa. Además, pone de manifiesto que "un hombre que no tiene el coraje de discutir con Dios en favor de su pueblo no puede ser obispo", y añade que "tampoco puede serlo quien no es capaz de asumir la misión de llevar adelante el pueblo de Dios hasta donde Dios le indica".

"La Iglesia necesita pastores auténticos, no padrones de la palabra, sino entregados a ella, al servicio de la Palabra". "La misión del obispo exige asiduidad y cotidianiedad". "Tiene que cuidar el rebaño", afirma.

Identificar al elegido

El Papa Francisco hace un análisis reflexivo sobre el aspecto esencial de la misión de la Congregación que se encarga de elegir los obispos de todo el mundo. "La Congregación existe para asegurarse que el nombre de quien ha sido elegido haya sido pronunciado antes de todo por el Señor", afirma el Papa. La tarea fundamental de la Congregación de los obispos es "identificar a los que el Espíritu Santo pone como guía de la Iglesia".

La Congregación, no puede "contentarse con pequeñas medidas" sino elevarse al "plano superior" y debe elegir pastores capaces de asegurarse de que en el mundo haya un sacramento de unidad para que la humanidad no esté a la deriva o se pierda", explica, al tiempo que afirma que "el espíritu que dirige la elección tiene que ser humilde, silencioso y laborioso".

Además, ha recordado que hay que mirar a los orígenes para construir el mañana de la Iglesia y ha invitado a recordar a la Iglesia Apostólica. Junto a ello, advierte de que "hay que asegurar siempre la soberanía de Dios, garantizándola por medio de dos instrumentos fundamentales: el tribunal de la propia conciencia delante de Dios y la colegialidad".