El presidente francés, François Hollande, recibió de sus compatriotas el aval para aplicar su política, al dar la mayoría absoluta al Partido Socialista en la segunda vuelta de los comicios legislativos. Los votantes franceses dieron al Partido Socialista (PS) y sus aliados más próximos una mayoría absoluta y, con ella, los instrumentos necesarios para actuar sin las limitaciones de acuerdos con los ecologistas y el Frente de Izquierdas, por lo que el Gobierno galo podrá aplicar su programa sin trabas.
Así lo indicó inmediatamente, aun antes de conocer los resultados definitivos, el primer ministro francés, Jean-Marc Ayrault, quien aseguró que los ciudadanos eligieron este domingo "la coherencia" y dijo que en la nueva etapa "se respetarán escrupulosamente las prerrogativas del Parlamento". Y el jefe del Gobierno recordó que ahora quedan por delante los "grandes retos europeos", antes de insistir en las líneas maestras de la política de Hollande: "el objetivo es reorientar Europa hacia el crecimiento y evitar las consecuencias de la especulación".
Según las proyecciones de escaños adelantadas por varios institutos de sondeos, el PS podría obtener entre 312 y 321 diputados, muy por encima de los 289 que fijan el umbral de la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional, compuesta por 577 escaños. Ese nivel de respaldo por parte de los electores evita al partido de Hollande tener que pactar con los ecologistas -compañeros sin embargo en el Gobierno- y con los diputados del Frente de Izquierdas las líneas fundamentales de sus políticas de reforma y las medidas de ajuste que permitan evitar las consecuencias de la crisis económica.
El ministro francés de Finanzas, Pierre Moscovici, declaró por su parte que al día siguiente de esta victoria de los socialistas no habrá "un mensaje distinto" y recordó que "hay un calendario europeo", que culmina con el Consejo Europeo de finales de mes, y un "calendario nacional", donde el objetivo está en "restablecer el equilibrio" de las cuentas públicas."Nuestro proyecto no es uno de austeridad", advirtió Moscovici, quien adelantó que el Gobierno de Ayrault aplicará "esfuerzos fiscales y sobre los gastos". Los ecologistas de EELV son parte de la sorpresa en las legislativas, ya que podrían alzarse con una veintena de diputados y formar grupo propio en la Asamblea, donde la conservadora Unión por un Movimiento Popular (UMP), la gran derrotada, se quedaría con alrededor de 218 asientos.
Hay varias víctimas de los comicios legislativos, en forma de derrotados en la lucha electoral a la que se presentaban para lograr un escaño que se les ha resistido: la socialista Ségolène Royal, la ultraderechista Marine Le Pen y el centrista François Bayrou son los más destacados de entre ellos. Son tres de los políticos más conocidos de Francia y su destino personal ya no estará ligado en lo político a una representación en el Parlamento. En el caso de Royal, excandidata a las elecciones presidenciales de 2007, fue batida por Olivier Falorni, un disidente socialista, en la circunscripción de La Rochelle (oeste del país), después de una polémica suscitada por el apoyo de la pareja del presidente de la República, Valérie Trierweiler, a su contrincante.
Le Pen, derrotada en la circunscripción de Hénin-Beaumont (norte) por el alcalde socialista Philippe Kemel, dejó abierta la puerta a una solicitud de recuento de sufragios, ya que dijo que a ambos les separan tan solo 114 votos. La presidenta del partido ultraderechista, no obstante, aseguró que los resultados del FN son "espectaculares" y, entre estos, está el acceso a la Asamblea Nacional de su sobrina, Marion Maréchal-Le Pen, nueva apuesta política de la formación.
En cuanto al centrista Bayrou, presidente del MoDem, derrotado en la circunscripción del departamento de Pirineos Atlánticos en la que se presentaba, reconoció que se ha quedado fuera de la Asamblea Nacional y dijo que asume un "cambio en la forma del compromiso" ante sus electores. Bayrou, antiguo aliado de la conservadora UMP, dio la sorpresa en las pasadas elecciones presidenciales al recomendar el voto para el socialista François Hollande, lo que suscitó las críticas de la derecha.