Un enorme eslogan amarillo de "Black Lives Matter" ha sido pintado este jueves en la calzada frente a la Torre Trump de Nueva York, un proyecto de arte público con el que el alcalde Bill de Blasio ha planteado un desafío al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y que se convirtió en el lema adoptado por el movimiento antirracista tras la muerte de George Floyd en Minneapolis.
La ubicación de este eslogan ha precipitado un enfrentamiento entre el alcalde demócrata y el mandatario republicano, quien la semana pasada tildó el mural como un "símbolo de odio" y lo consideró un gasto innecesario.
"¿Quién construyó esta ciudad, quién construyó este país y nunca recibió el reconocimiento? Cuando decimos que las vidas negras importan no se puede hacer una declaración más patriótica, porque no hay Estados Unidos sin los negros de Estados Unidos", aseguró De Blasio al llegar a la calle 57 para "explicarle a Trump lo que significa" ese mensaje, brocha en mano.
El alcalde pintó una de las dieciséis letras junto al presidente del distrito de Brooklyn, Eric Adams, y el líder cívico Al Sharpton, pero la mayor parte del trabajo la realizó un grupo de jóvenes activistas que no dejaron de corear los lemas "sin justicia no hay paz" y levantar el puño, como en las protestas por la muerte violenta de George Floyd.
Ataviados con camisetas en las que se leía "yo soy la paz", los jóvenes pertenecían a la organización antiviolencia Street Corner Resources, que hace de mediadora en conflictos y ha asesorado a la Alcaldía en sus reformas policiales para combatir el racismo, incluyendo la derogación de una ley de "inmunidad" para agentes y la reducción de 1.000 millones de dólares al cuerpo de seguridad.