Semana Santa
El polémico viacrucis presidido por el Papa Francisco que colocó a una mujer ucraniana y a otra rusa juntas
La decisión suscitó el desacuerdo de la embajada ucraniana ante la Santa Sede y ha levantado polémicas en algunos sectores.
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Unos 10.000 fieles acogieron al papa Francisco en el Coliseo de Roma, donde presidió el Vía Crucis de Viernes Santo, después de dos años suspendido por la pandemia del coronavirus. La guerra en Ucrania ha estado muy presente pero en forma de polémica. Dos mujeres, una de Ucrania y otra rusa, han llevado la Cruz durante la XIII estación que recuerda las últimas horas terrenales de Jesús.
Las dos mujeres son Irina, una enfermera ucraniana, y Albina, estudiante rusa, ambas amigas porque trabajan en el Campus Bio-Médico de Roma y que han visto cómo sus vidas cambiaban el 24 de febrero pasado, cuando Rusia decidió invadir Ucrania y sumirla en un devastador conflicto. A miles de kilómetros de Roma, unas horas antes, el limosnero del papa, el cardenal polaco Konrad Krajewski, celebraba otro Vía Crucis entre las ruinas de las ciudades de Bucha y Borodianka, convertidas en símbolo de la masacre y de la ruina del conflicto. Este Vía Crucis también fue el más numeroso que jamás se haya organizado en el Coliseo, con 74 personas, divididas en 14 familias, que llevaron la Cruz de estación en estación.
La rodilla del papa
Los actos vaticanos del Viernes Santo empezaron con la celebración de la Pasión en la basílica de San Pedro y con una novedad: el papa no se postró en el suelo del templo, como manda la tradición. Francisco, de 85 años, padece desde hace tiempo un dolor en la rodilla que incluso le dificulta caminar y, por eso, optó por permanecer de pie rezando en silencio ante la tumba del apóstol Pedro para después sentarse en el trono, donde siguió la ceremonia.
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