El pasado jueves se hizo público el vídeo de la policía de Arizona irrumpiendo en una casa para hacerse cargo de la custodia de un niño pequeño, lo que ha suscitado preguntas sobre cuándo se puede privar a los padres del control sobre la atención médica de sus hijos.
Con las armas desenfundadas, los agentes de policía derribaron la puerta de la casa de los suburbios de Phoenix en las primeras horas de una mañana de febrero. El objetivo de la redada era un niño de dos años con la fiebre alta y sin vacunar.
El vídeo de las cámaras del cuerpo de los agentes de policía muestra cómo el padre del niño aparece caminando hacia atrás con las manos sobre la cabeza. La madre del niño también sale, acunando a su hijo pequeño en sus brazos. El niño fue llevado a un hospital, y desde la redada del 25 de febrero, él y los otros dos hijos de la pareja, de 4 y 6 años, han estado bajo la custodia del estado. Los padres han sido acusados de abuso infantil.
Los padres, Brooks Bryce y Sarah Beck, dicen que las autoridades exageraron drásticamente. "Nos trataron como criminales, irrumpiendo en nuestra puerta", dijo el Bryce a una televisión local. "No sé qué clase de trauma les causó a mis hijos", añade.
Pero el Departamento de Policía de Chandler ha defendido su papel en la confrontación, diciendo que se vio obligado a llevar a cabo un control de bienestar ordenado por la corte después de que el médico del niño se preocupara de que pudiera tener meningitis, una enfermedad potencialmente mortal, y no estaba recibiendo la atención de emergencia necesaria.
En casos raros, los padres pueden ser despojados de su capacidad de tomar decisiones sobre el cuidado de la salud en nombre de sus hijos. Aún más raras son las ocasiones en que los padres pierden la custodia de sus hijos por rechazar el tratamiento.
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