Títulos ficticios, tesis de 'copia y pega'... En Europa mentir se paga con la dimisión. La seria y eficiente Angela Merkel despidió a uno de sus ministros 'estrella': el titular de Defensa abandonó porque parte de su tesis era copia.
Dos años más tarde anunciaba otra renuncia: nuevo plagio esta vez con la ministra de Educación, Annete Schavan, como implicada, aunque dijera: "No copié nada, no hice trampa, las acusaciones me duelen...". Una diputada socialdemócrata alemana se fabricó un currículum de jurista, pero fue cazada porque nunca estudió Derecho y borrada del mapa político.
No importan los años. El presidente húngaro Pal Schmitt fue descubierto 20 años después de haberse doctorado: sólo 17 páginas de su trabajo eran originales. También dimitió.
Renuncias curiosas como una ministra de Familia del estado alemán de Hesse. Creyó que su separación matrimonial le restaba credibilidad a su cargo.
Por un descuido, Maxime Bernier, ministro de Exteriores canadiense, dimitió al olvidarse unos documentos confidenciales de la OTAN en casa de su novia. Y un lord inglés presentó su dimisión por vergüenza al llegar un par de minutos tarde al Parlamento.