Tras dos meses de confinamiento ante el aumento exponencial de casos de coronavirus, la desescalada llega a Portugal. Se realizará en cuatro fases, que podrían modificarse dependiendo de la evolución de las cifras de contagios.
Tras las primeras aperturas, la segunda fase llegará el 5 de abril, con el regreso de los alumnos de primaria, y la reapertura de la hostelería, pero sólo para consumo en terrazas. En las fases siguientes irán disminuyendo las restricciones, hasta llegar al 4 de mayo, cuando se espera una reapertura total de la hostelería, sin limitación de horario, aunque sí de número de comensales.
La vida con menos restricciones
En las calles de A Baixa de Oporto, como en otras zonas comerciales del país, ya se empiezan a notar los primeros síntomas de la desescalada, con afluencia de clientes a peluquerías y librerías. Diogo Patrício regenta una barbería a pocos metros de la Torre dos Clérigos, uno de los monumentos más visitados de la ciudad. "Tenemos muchas reservas en estos primeros días de apertura, pero nos da pena ver el resto de negocios cerrados", afirma.
Susana Gusmão vende zapatos a la puerta de su establecimiento. Es la fórmula por la que han optado algunos comerciantes para poder reabrir sus negocios. La norma permite tener el local abierto pero no permite la entrada de clientes, así que la solución es colocar una mesa a la entrada y exponer allí una pequeña parte de sus productos. "Llevo diez años en el comercio tradicional y nunca me había pasado algo así", lamenta.
La Semana Santa puede ser clave para la evolución de la enfermedad, por lo que el Gobierno portugués pide a los ciudadanos que permanezcan en sus casas y recuerda que el teletrabajo sigue siendo obligatorio en aquellas profesiones que lo permitan. Asimismo, también habrá que esperar hasta después de Semana Santa para la reapertura de las fronteras con España.