El dios Kukulcán descendió en el Castillo de Chichén Itzá de forma espectacular ante más de 14.000 personas que recibían la primavera en estas famosas ruinas mayas del sureste de México. Sin contratiempos, a las 16.53 hora local (22.53 GMT), se registró el fenómeno de luz y sombra en la alfarda norte del castillo de las ruinas mexicanas de Chichén Itzá que simboliza el descenso de Kukulcán, el dios maya que fertiliza la tierra.
"Es un orgullo mostrarle al mundo la forma en que nuestros ancestros marcaban el inicio de sus cosechas y bendecían la tierra", comentó Mauricio Díaz Montalvo, director general del Patronato de las Unidades Culturales y Turísticas de Yucatán (Cultur). Mientras, el gentío gritaba jubiloso ante esta hierofanía -un acto de manifestación de lo sagrado-. El espectáculo de luz y sombra deslumbró a los turistas llegados de Latinoamérica, Europa y Asia fascinados por el majestuoso descenso de Kukulcán.
"No tengo palabras para describir la belleza de este lugar, cuya magia y fuerza irradia desde el Castillo de Kukulcán", dijo Gabriela procedente del norte de Argentina, quien dijo que estar aquí es "magia pura". Una pequeña habitante de Pisté, comunidad donde se encuentra el sitio maya, se acercó durante la entrevista a coreanos y estadounidenses y precisó: "Ellos están felices de conocer nuestra cultura, y nosotros orgullosos de nuestro legado".
Por la mañana, otro fenómeno arqueológico y astronómico tuvo lugar en otro punto del suroriental estado mexicano de Yucatán. Los potentes rayos de Kim, el dios Sol de los mayas, iluminó el Templo de la Siete Muñecas a las 06.09 hora local (12.09 GMT), mostrando el esplendor y la precisión de la arqueo-astronomía milenaria que se disfruta en la Zona Ecoarqueológica de Dzibilchaltún.
Ante los ojos de más de 1.800 visitantes de Europa, Asia y Latinoamérica, los rayos del Sol iluminaron las ventanas y puertas del edificio prehispánico, brindando un espectáculo mágico por las tonalidades que regaló con su presencia el astro rey. El disco candente se detuvo apenas tres minutos en el centro, como para marcar en el calendario maya el inicio del ciclo agrícola, y después los colores fueron iluminando el largo Sac Bé (camino blanco en lengua maya), la plaza, la estela y los edificios que rodean el cenote XŽlacah.
"El efecto visual del sol en el centro del Templo de las Siete Muñecas, rodeado por la selva maya es un mágico sitio, único en su tipo en México", dijo la antropóloga Marina Aguirre de Samaniego. Este fenómeno maravilló a los visitantes que madrugaron para acudir al templo. Silvia Cabrera, una de las visitantes: "Fue una hermosa experiencia venir acá.Porque principalmente volvemos a encontrar con la naturaleza. Estar en contacto con el sol, con la vegetación con los pájaros, fue maravilloso".
Marina Zamala, de la Ciudad de México, destacó que el espectáculo es "increíble" y "no tiene explicación". En otros puntos de México, como en las ruinas de Teotihuacán, centenares de personas también se reunieron para celebrar el equinoccio de primavera y nutrirse de las energías de este cambio de temporada.