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QUIERE LIMPIAR SU IMAGEN

El príncipe Harry visita Estados Unidos con una agenda repleta de actos solidarios

El nieto díscolo de la reina de Inglaterra llega a Estados Unidos para mostrar que ha cambiado: un viaje de siete días lleno de actos solidarios. Dice que su madre se sentiría muy orgullosa. El príncipe Harry ha sido recibido en la Casa Blanca por Michelle Obama que le esperaba, como manda la tradición, para tomar el té.

"Bienvenido a la Casa Blanca, príncipe Harry". Michelle Obama es la anfitriona del encuentro. Falta protocolo y sobra pasión, pero es que a Washington ha llegado el soltero más codiciado de la monarquía británica.

Su primer acto, como buen inglés, tomar el té con la primera dama. "¡Sorpresa!", dijo la anfitriona cuando presentó al aristócrata a un grupo de madres e hijos de soldados estadounidenses.

Michelle Obama sacó los colores a Harry y lo trató como un buen chico,  justo lo que buscan los Windsor: hacer olvidar al príncipe rebelde, más famoso por sus desnudos, sus juergas y su falta de diplomacia, que por su papel institucional.

El tercero en la línea de sucesión al trono tiene una agenda apretada. Pero vaya donde vaya, a su paso, se escuchan suspiros femeninos. Han inundado hasta el Capitolio, donde el joven de 28 años asistió a un acto contra las minas personales recordando a Lady Diana: "Esta noche tengo un gran placer personal por mi madre, que creía apasionadamente en esta causa", dijo en su discurso.

Cenas, recepciones y actos benéficos para rehabilitar su maltrecha imagen de niño rico y mimado, que pasan por rendir homenaje a los caídos en el cementerio de Arlington, visitar a  los veteranos heridos y compartir unos momentos con los afectados del huracán Sandy. La firma británica llegará con un partido de polo. La recaudación, por supuesto,  irá destinada a los niños pobres africanos.

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