La imagen de Venecia colapsada por las inundaciones es algo habitual. El mar Adriático engulle cada día un poco más la ciudad de los canales y las góndolas. Por primera vez en la historia, la laguna de Venecia se ha cerrado hoy al mar para evitar inundaciones como las del año pasado, cuando el agua llegó a los 187 centímetros sobre el punto cero de referencia.
Éxito de la prueba
La prueba ha durado sólo unas horas y ha estado presidida por Giuseppe Conte, primer ministro italiano, y eso que no se ha tratado de ninguna inauguración, pues los trabajos continúan y está previsto que el mecanismo esté plenamente operativo en diciembre de 2021.
Se ha realizado una comprobación de las 78 compuertas de acero que se han instalado a lo largo de la laguna bajo el mar. Los técnicos y autoridades han visto como se elevan sin problemas a la superficie y aíslan a Venecia de los canales de las mareas, en caso de que provoquen un aumento del nivel superior a los 110 centímetros.
Es la primera prueba oficial que ha consentido elevar a la vez las 78 compuertas de 280 toneladas cada una y observar que esta gran obra hidráulica funciona correctamente. "Tenemos que concentrarnos en acabar este proyecto. Debemos asegurarnos de que el próximo otoño-invierno haya un instrumento de protección", ha dicho Giuseppe Conte, primer ministro italiano.
El proyecto Moisés
Venecia vivió el pasado 12 de noviembre la segunda mayor crecida de su historia. Unas inundaciones que causaron grandes daños al patrimonio. El proyecto, iniciado en 2003 por el "Consorzio Venezia Nuova", ha contado tradicionalmente con el rechazo de los ambientalistas y ha estado salpicado por escándalos de corrupción.
El proyecto que recoge el nombre en italiano de Moisés, el profeta que separó el mar Rojo, está compuesto por enormes bloques de acero que se elevan para cerrar las tres salidas de la laguna veneciana a mar abierto: Malamocco, Lido y Chioggia.
El proyecto ha costado unos 5.500 millones de euros y se estima que tendrá además unos gastos adicionales de mantenimiento anuales de entre 80 y 100 millones de euros. Con la llegada de las lluvias este próximo otoño, las autoridades regionales del Véneto esperan utilizar estas barreras para prevenir que Venecia quede de nuevo bajo el agua.