Los líderes de Alemania y Francia, Angela Merkel y Francois Hollande, acordaron con el presidente ruso, Vladímir Putin, preparar de aquí al domingo un plan para poner fin a la guerra en Ucrania que incluya las propuestas tanto de Moscú como de Kiev. Merkel y Hollande abandonaron el Kremlin cerca de la medianoche para regresar a sus respectivos países después de mantener más de tres horas de negociaciones con Putin, seguidas de una cena, que fueron calificadas como "constructivas y sustanciosas" por su portavoz, Dmitri Peskov.
"En estos momentos se está trabajando en la redacción de un posible documento conjunto... que incluirá las propuestas del presidente de Ucrania (Petró Poroshenko) y las formuladas hoy por el presidente ruso, Vladímir Putin", dijo Peskov a los periodistas. El documento en cuestión -explicó- sería una fórmula para aplicar los acuerdos de paz firmados en Minsk en septiembre de 2014, por los que entró en vigor un alto el fuego entre las fuerzas ucranianas y los separatistas prorrusos que se respetó con altibajos hasta estallar definitivamente en pedazos el pasado enero.
Desde entonces, la intensificación de los combates, con numerosas víctimas civiles atrapadas entre dos fuegos, y el avance de los rebeldes gracias al apoyo con armas y tropas de Rusia -según acusan Kiev y Occidente- hicieron temer una guerra total en Ucrania de consecuencias imprevisibles. Peskov indicó que el documento será presentado a las partes en conflicto para su aprobación, en alusión a Kiev y los separatistas prorrusos sublevados en las regiones orientales de Donetsk y Lugansk.
Los tres dirigentes conversaron a solas en un salón del Kremlin, a puerta cerrada y sin presencia de la prensa, excepto en un corto receso en el que pudieron ser fotografiados sentados alrededor de una pequeña mesa redonda. Merkel y Hollande habían llegado a Moscú por la tarde con pocos minutos de diferencia y desde el aeropuerto se dirigieron inmediatamente al Kremlin. La misma secuencia que el jueves habían repetido en Kiev, donde presentaron a Poroshenko su iniciativa de paz, un plan europeo pero que cuenta con el respaldo de Estados Unidos, según dijo su secretario de Estado, John Kerry.
Tras la reunión, el Gobierno ucraniano advirtió que no aceptaría ningún acuerdo de arreglo que amenazara su integridad territorial. Aunque sigue sin conocerse el contenido de la propuesta, sí parece claro que cualquier continuación de los acuerdos de Minsk debe trazar una línea de separación entre los dos bandos que combaten en el este de Ucrania. Según los analistas, la duda radica en dónde se trazará esa línea, ya que desde septiembre hasta ahora las milicias prorrusas han reconquistado cientos de kilómetros cuadrados de terreno que estaban bajo control de las fuerzas gubernamentales.
Antes de viajar a Moscú, Hollande había dicho que se buscaba alcanzar "un acuerdo global" sobre el conflicto ucraniano. "Todo el mundo es consciente de que el primer paso debe ser el alto el fuego pero esto no puede ser suficiente y hay que buscar un acuerdo global", señaló. Merkel, por su parte, aseguró que "nunca" negociaría "a espaldas" de Ucrania sobre su integridad territorial, saliendo al paso de las informaciones que apuntan a que la única solución al conflicto sería ceder a los rebeldes prorrusos el territorio que controlan actualmente.
Estados Unidos, que dijo estar tanto del plan y respaldó la iniciativa diplomática europea, ha advertido de que podría suministrar armamento defensivo a Kiev en caso de que continúe la actual escalada del conflicto, una opción que es descartada por los europeos. Mientras, sobre el terreno, la diplomacia de ida y vuelta de Merkel y Hollande entre Kiev y Moscú ha tenido ya un primer efecto positivo -aunque quién sabe si efímero- ya que la intensidad de los combates de artillería se ha reducido en las últimas horas.
En la estratégica zona de Debáltsevo, un nudo de comunicaciones situado a medio camino entre las dos capitales regionales rebeldes, Donetsk y Lugansk, los rebeldes y el Ejército ucraniano acordaron incluso una tregua intermitente para permitir la evacuación de civiles hacia lugares más seguros. En diez meses de guerra en el este de Ucrania han muerto más de 5.000 personas, muchas de ellas civiles, y más de un millón y medio se han convertido en desplazados internos o han huido como refugiados, principalmente a Rusia.