Tras proponer inyectar desinfectante para combatir al coronavirus, el presidente de EEUU, Donald Trump, ha revelado ahora que toma hidroxicloroquina y zinc a diario desde hace semanas, porque ha oído "muchas cosas buenas" sobre su efecto contra el COVID-19. Este fármaco se usa de forma habitual contra la malaria y el reumatismo.
A raíz de la expansión del nuevo coronavirus SARS-CoV-2, las autoridades sanitarias han comenzado a probar con diferentes tratamientos ya existentes, como la hidroxicloroquina.
La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps), dependiente del Ministerio de Sanidad, ha difundido una nota informativa en la que avisa de que "actualmente ningún ensayo clínico controlado y aleatorizado ha demostrado la eficacia de la hidroxicloroquina para el tratamiento de pacientes con COVID-19. Se están llevando a cabo diferentes estudios para evaluar su eficacia y seguridad frente al SARS-CoV-2, pero hasta el momento, la información disponible sobre su acción antiviral procede de estudios in vitro y series de pacientes con limitaciones de tamaño y metodología".
No obstante, la Aemps señala que, aunque los datos son limitados, la hidroxicloroquina constituye un "potencial tratamiento para COVID-19 y se están utilizando en la práctica clínica de forma extensa en estos pacientes, a dosis superiores a las recomendadas en sus indicaciones autorizadas y frecuentemente en asociación con azitromicina".
Sin embargo, en los pacientes con otras patologías cardíacas, se ha de tener cuidado con el uso de la hidroxicloroquina, pues este medicamento puede ocasionar trastornos del ritmo cardíaco.
Sumado a esto, las autoridades sanitarias han advertido de que el uso de la hidroxicloroquina para tratar a pacientes con coronavirus puede derivar en trastornos neuropsiquiátricos como cuadros agudos de psicosis o suicidio.