¿Quién es la monja argentina que se ha saltado el protocolo en la capilla ardiente del papa Francisco?

Mientras altos representantes de la Iglesia se despedían uno por uno del papa Francisco en la Basílica de San Pedro, una mujer vestida con hábito religioso y mochila al hombro se ha saltado del protocolo. Se ha arrodillado a un lado del féretro, ha rezado varios minutos en silencio y nadie ha tratado de detenerla. Se trata de sor Geneviève Jeanningros, una religiosa argentina de 81 años y amiga personal del pontífice fallecido.

Miembro de la orden de las Hermanitas de Jesús, sor Geneviève lleva más de medio siglo dedicada a acompañar a personas excluidas. Es conocida por su trabajo con mujeres trans y feriantes en la periferia de Roma, en especial en la localidad costera de Ostia.

El papa Francisco solía llamarla con afecto "la enfant terrible". Ella le presentó a quienes viven en los márgenes sociales y económicos. Durante años llevó a audiencias del Vaticano a personas trans, muchas en situación de prostitución. También gestionó ayuda para ellas durante la pandemia, tocando puertas en el Vaticano junto a otros religiosos de base.

Pero su historia viene de lejos. Es sobrina de Léonie Duquet, una de las monjas francesas desaparecidas durante la dictadura militar argentina. En su recorrido vital ha unido la espiritualidad con la acción concreta en defensa de los olvidados.

El 31 de julio de 2024 logró que un papa visitara por primera vez el parque de atracciones de Ostia para encontrarse con los feriantes. Fue una de sus últimas gestiones para acercar el papado a los "últimos" de Roma.

Miles de fieles se despiden del papa

Miles de fieles se reúnen este miércoles en la basílica de San Pedro para despedir a Francisco. Después de que su féretro fuera trasladado desde la capilla de Santa Marta en una ceremonia solemne, han comenzado los homenajes de despedida al pontífice.

El ataúd abierto del papa, llevado en procesión a hombros por los 'sediarios' pontificios y escoltado por la Guardia Suiza, llegó a la basílica y fue colocado en el Altar de la Confesión. Allí, los fieles tienen unos momentos para verlo por última vez. Muchas personas, que esperaron horas antes de la apertura, pudieron presenciar la emotiva transferencia del cuerpo del pontífice, quien falleció el lunes a los 88 años por un ictus, tras meses con problemas respiratorios.

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