Saludo hitleriano, orgullo racial, antorchas... Son muchas cosas las que unen a los supremacistas blancos norteamericanos con los nazis. También su odio a los judíos. Antisemitas, anticomunistas y homófobos, según pasan los años van ampliando los colectivos a los que odian, a los que les gustaría ver desaparecer. No obstante, han sido y son los negros la comunidad contra la que albergan un resentimiento más profundo.
Esta idea de una América para los blancos les llevó a abrazar a Donald Trump como su favorito en las pasadas elecciones presidenciales en EEUU. Así lo muestra la portada de su revista, en la que adoptaron el slogan del candidato republicano durante la campaña. Un apoyo que ha sido rechazado por el hoy presidente no sin cierta ambigüedad.
El Ku-Klux-Klan es el grupo que mejor representa a este colectivo. En sus 130 años de historia, el KKK acumula todo tipo de linchamientos, vejaciones, torturas... Se centran en el sur del país, dentro de un mapa que demuestra que Estados Unidos sigue siendo una nación profundamente dividida.
Una de sus últimas cruzadas, y origen de los enfrentamientos de este sábado, es impedir la retirada de la estatua del General Lee. El proyecto de llevársela de la plaza de Charlotteville ha vuelto a azuzar un fuego que no se había apagado del todo.