Universidad Harvard

La rebelión de las universidades contra Trump: "Harvard tiene músculo para aguantar este envite"

Con Trump de nuevo en la Casa Blanca, crece la tensión entre el poder político y las universidades. ¿Hasta cuándo resistirá Harvard la presión de Trump? El profesor José Antonio Gurpegui ofrece las claves para entender el pulso entre la Universidad y el presidente de Estados Unidos.

Manifestación del Día Nacional de Acción por la Educación Superior en Nueva York

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Aparecen los primeros focos de resistencia a la administración de Donald Trump. Las protestas aumentan en varios sectores, entre ellos, el de la universidad de Harvard, que no se rinde a pesar de las presiones que recibe.

Es uno de los frentes abiertos que tiene la Casa Blanca. Desde su regreso a la presidencia el pasado mes de enero, Donald Trump no solo ha avanzando en su política económica desatando una 'guerra comercial' con la imposición de aranceles, también avanza en políticas sociales impulsando la reestructuración de las mejores universidades del país. Una de las más sonoras han sido las amenazas y exigencias a Harvard para que adopte cambios en sus prácticas de contratación, admisión y docencia.

El mandatario estadounidense criticó a la prestigiosa universidad y dijo que ya "no debería recibir fondos federales" y congela una partida de 2.200 millones de dólares (1,93 millones de euros) para la institución. "Harvard ha estado contratando a casi todo progresistas, radicales de izquierda, idiotas y 'cabezas huecas' que solo son capaces de enseñar el fracaso a estudiantes y a supuestos 'futuros líderes'", afirmó Trump en un mensaje en su red social Truth Social.

Las amenazas de Donald Trump contra la Universidad de Harvard se focalizan en dos direcciones: por una lado, la retirada de los 2.200 millones de dólares y por otro, rectificar la exhención por la que Harvard no paga impuestos, así lo explica José Antonio Gurpegui, del instituto Franklin.

"En primer lugar, la de los 2.200 millones de dólares no son subvenciones gratuitas sino que eso es dinero que está destinado a proyectos de investigación concretos. La segunda amenaza tiene que ver con el hecho de que Harvard está eximida de pagar impuestos federales. Eso no puede hacerlo Donald Trump a menos que cambie la ley", asegura.

Este tipo de ataques "no son exclusivos" contra Harvard. De hecho, un centenar de directores y profesionales de universidades y sociedades académicas estadounidenses han firmado un documento en el que critican las interferencias que reciben por parte de la administración de Trump. "Es una política impulsada para todas las universidades, fundamentalmente, privadas". Por ejemplo, la Universidad de Columbia, bajo el mismo pretexto, aceptó cumplir con los requisitos para no perder la financiación. Ahora informará sobre los tipos de estudiantes y los tipos de profesores que son admitidos. "Esto es a lo que se niega Harvard", añade el profesor Gurpegui. Por ello, encabeza esa "rebelión" contra su "independencia".

Así, la Universidad de Harvard se mantiene firme y se niega a poner fin, por ejemplo, a sus programas de inclusión. También rechaza la exigencia de dar a la Administración de Trump un registro detallado de "actividades ilegales y violentas de los titulares de visas de estudiantes extranjeros de Harvard. Si la institución educativa lo rechaza "se enfrentará a la pérdida inmediata de la certificación del Programa de Estudiantes y Visitantes de Intercambio (SEVP)", advierte el mandatario.

En definitiva, Donald Trump busca derogar las 'positive actions' (relacionado con la política 'woke', un movimiento que ya Trump ya criticó a comienzos de enero por verlo como una amenaza para los valores tradicionales). Estas políticas son "una serie de de medidas destinadas a favorecer, por ejemplo, la inclusión de personas de minorías étnicas o favorecer la equiparación de mujeres y hombres...", explica José Antonio Gurpegui.

¿Seguirá Harvard plantando cara a Trump o se dejará doblegar?

Harvard es la universidad más antigua de los Estados Unidos. Una institución académica rica y prestigiosa. Recibe donaciones millonarias, inversiones exitosas y tiene una estricta gestión, que ha conseguido crear una entidad con recursos suficientes. También recibe ingresos de patentes, de donaciones de exalumnos, matrículas o legados testamentarios, entre otros. "Harvard tiene músculo para aguantar este órdago que le ha lanzado Donald Trump".

"Harvard está jugando con su imagen. La imagen de independencia, de ser capaz de oponerse a cualquier tipo de poder, y no es la primera vez, pues ya ha tenido encontronazos con otros presidentes", afirma. El profesor Gurpegui cree que Harvard seguirá en su línea de "independencia" y no dejarse "doblegar" ante presiones, aunque hay opiniones dispares, pues hay quién está convencido de lo contrario y que Harvard acabará cediendo y seguirá los pasos de Columbia.

"Yo lo veo difícil, o Harvard ha cambiado mucho desde que estuve ahí de profesor visitante en los años 90... o ha cambiado el espíritu de Harvard, el ADN de Harvard en el sentido de esa independencia que tiene en el no dejarse doblegar o Harvard no atenderá a los requisitos de Donald Trump, dice.

Sus clases guardan siglos y siglos de historia, y por allí han pasado hasta ocho presidentes de los Estados Unidos, entre ellos John F. Kennedy, George W. Bush y Barack Obama. Y tiene 162 premios Nobel.

Es la primera institución que planta cara a la Administración republicana. Alan Garber, presidente de Harvard, en una carta a la Casa Blanca responde hablando de "amenaza" a una entidad privada: "Ningún gobierno, independientemente del partido en el poder, debería dictar qué enseñar, a quiénes admitir y contratar, y qué áreas de investigación pueden desarrollar".

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