El suicidio asistido de María José Carrasco, enferma terminal, con la ayuda de su marido, Ángel Hernández, y la detención y posterior puesta en libertad de éste en Madrid han reabierto el debate sobre la despenalización de la eutanasia, una cuestión que ha quedado paralizada en el Parlamento por el anticipo electoral.
Esta cuestión ya se debatió hace un año en Portugal, donde finalmente se rechazó despenalizar la eutanasia. Al contrario que en países como Holanda, Bélgica o Luxemburgo donde esta práctica es lega.
Fuera de Europa, la eutanasia activa (práctica por la cual un médico pone fin a la vida de un paciente a petición de este) está autorizada en Canadá, Colombia y el estado australiano de Victoria (donde entrará en vigor en junio de 2019).
En otros países no se admite la eutanasia activa pero sí el suicidio médicamente asistido, que consiste en que un médico facilite al enfermo las drogas necesarias para acabar con su vida pero es el propio enfermo el que las ingiere. Esta práctica se permite en Suiza, Alemania y varios estados de Estados Unidos.
Holanda fue el primer país en legalizar la eutanasia, con una ley que entró en vigor el 1 de enero de 2002 y que eximió de responsabilidad penal a los médicos que practicasen la eutanasia siempre que un enfermo en fase terminal lo decidiera libremente y estuviera sometido a un sufrimiento insoportable sin expectativas de mejora.
En este país la eutanasia es también legal para niños mayores de 12 años con el consentimiento de sus padres.
Mientras, en Bélgica, se despenalizó la eutanasia en septiembre de 2002 para los adultos y bajo escritas condiciones. En 2014 aprobó la eutanasia para los menores sin límite de edad cuando haya sufrimiento físico insoportable y la muerte a corto plazo sea inevitable. En estos casos se tiene en cuenta la capacidad de discernimiento del niño y es necesario el consentimiento escrito de sus padres.
En Luxemburgo la ley que legalizó la eutanasia se aprobó en febrero de 2008, pero el Gran Duque Enrique I se negó a firmarla invocando razones de conciencia y no entró en vigor hasta marzo de 2009.
Luxemburgo
En Colombia la eutanasia se reconoció como un derecho fundamental por el Tribunal Constitucional en una sentencia de 1998 pero no se aprobó hasta abril de 2015, cuando el Ministerio de Salud, siguiendo un mandato de la Corte Constitucional, fijó las normas para aplicarla a enfermos terminales mayores de edad y que manifestaran con plena consciencia su intención de morir dignamente.
En Canadá se legalizó la eutanasia en junio de 2016 aunque un año antes el Tribunal Supremo había avalado el suicidio asistido para enfermos terminales, lo que permitió la aprobación por los tribunales de petición de suicidio.
En Australia, el estado de Victoria aprobó legalizar la eutanasia en noviembre de 2017. Esta es una ley que está restringida a pacientes con enfermedades terminales en pleno ejercicio de sus facultades mentales y con una esperanza de vida de menos de seis meses.
En Suiza la eutanasia no está autorizada, pero sí lo está el suicidio asistido. De esta manera el médico proporciona una dosis letal de medicamento al enfermo, que debe tomarla por sus propios medios.
En Estados Unidos el suicidio asistido es legal en los estados de Oregón (1997), Washington (2008), Montana (2008), Vermont (2013), California (2015), Colorado (2016) y el distrito de Columbia (2017).
El suicidio asistido también está permitido o no está penalizado en países como Albania, Japón, Corea del Sur o Alemania, país este último en el que un vacío legal permite que asociaciones como Ayuda a Morir o la sección alemana de la suiza Dignitas faciliten medicamentos para morir a personas con enfermedades terminales o graves padecimientos, aunque son los propios afectados los que deben tomarlos.
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