La ceremonia de entrega del premio PEN a la libertad de expresión a la revista satírica Charlie Hebdo tuvo lugar esta noche en Nueva York en medio de fuertes medidas de seguridad y de la división de opiniones en el seno de la organización por la concesión del prestigioso galardón.
Después de que seis miembros del PEN American Center mostraran su repulsa a este fallo a finales de abril y de que 140 miembros más se acabaran sumando, Charlie Hebdo, la revista víctima de un atentando en París el pasado enero, recibió finalmente su galardón en una ceremonia en el Museo de Historia Natural.
El redactor jefe de la publicación, Gerard Biard, y Jean-Baptiste Thoret, que llegó tarde a trabajar el día del atentado, acudieron a la ceremonia y dieron un mensaje claro a los autores del ataque: "Ellos no quieren que debatamos y nosotros debemos debatir".
Nunca una gala de literatura había sido tan reforzada por las fuerzas de seguridad, pero dado que los homenajeados son objetivo de terrorismo radical y tras el ataque del domingo pasado en el Centro Curtis Culwell de Garland, el suburbio de Dallas (EEUU) que acogía la exhibición de caricaturas del profeta Mahoma, la ciudad no escatimó en efectivos.
"La misión de satirizar los temas sagrados perdura", explicó Biard, confirmando la valentía que reconocieron desde el núcleo duro del PEN American Center. "Estar impresionado es parte del debate democrático. Ser atacado a tiros, no", concluyó. La organización, al anunciar este galardón, aseguró que "por haber pagado el precio definitivo por su ejercicio de la libertad de expresión, y luego haber militado en medio de su devastadora pérdida, Charlie Hebdo merece ser reconocido por su valentía frente a uno de los atentados más nocivos contra la expresión en la memoria reciente".
Pero más tarde, los escritores Peter Carey, Michael Ondaatje, Francine Prose, Teju Cole, Rachel Kushner y Taiye Selas cancelaron su asistencia a la gala por considerar que, al margen de la tragedia propiciada por un grupo radical islámico, la revista representa "intolerancia cultural" y "una especie de visión secular obligada", en palabras de Kushner a The New York Times.
En la ceremonia, pese a las ausencias, estuvieron presentes algunos de los escritores que prestaron su apoyo desde el principio a los trabajadores de Charlie Hebdo, como Salman Rushdie, mientras que en las redes sociales hubo reacciones variadas, como la de la escritora Joyce Carol Oates, que tildó la controversia de "desproporcionada y tergiversada".