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PRONUNCIAMIENTO EN EL PALACIO PRESIDENCIAL
Rousseff asegura que lo que está en juego es "el futuro de Brasil" y no su mandato
Dilma Rousseff dijo que la mayor brutalidad que se puede cometer contra un ser humano es "castigarlo por un crimen que no cometió".
La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, suspendida de su cargo por el Senado, afirmó este jueves que en el juicio político al que será sometida no estará en juego su mandato, sino el "futuro" del propio país.
Arropada por quienes fueron sus ministros y colaboradores, Rousseff hizo un pronunciamiento en el Palacio presidencial de Planalto tras ser notificada de su suspensión y aseguró que sufre "la mayor de las brutalidades que se puede cometer contra un ser humano: castigarlo por un crimen que no cometió".
Rousseff hizo un emocionado discurso pero supo mantener el temple para volver a denunciar lo que en su opinión es un "golpe", frente al cual pidió a sus partidarios que se mantengan "movilizados, unidos y en paz", porque "la lucha por la democracia no tiene una fecha para acabar".
Afirmó que "lo que está en juego ahora" no es su mandato, sino "el respeto a las urnas, a la voluntad soberana del pueblo y la Constitución", las "conquistas sociales de los últimos años", la "esperanza" de los más pobres y también la enorme riqueza petrolera descubierta en aguas profundas del océano Atlántico.
La presidenta, que será apartada de su cargo durante 180 días, insistió en que es objeto de un "proceso frágil, jurídicamente inconsistente e injusto, contra alguien que no ha cometido ningún delito" y reiteró que "no existe injusticia más devastadora que condenar a un inocente". También aseguró, en franca alusión al vicepresidente Michel Temer, que asumirá su cargo a partir de este jueves, que "el mayor riesgo en este momento es que el país sea dirigido por los sin votos, aquellos que no fueron elegidos por la población y que no tienen legitimidad para enfrentar los desafíos" de Brasil.
Advirtió de que la gestión que encabezará Temer "podrá verse tentada a reprimir a quienes piensen distinto" y afirmó que ese nuevo Gobierno "será la gran razón para la continuidad de la crisis política" en el país. "Tengo orgullo de ser la primera mujer electa presidenta de Brasil" y "lucharé con todos los instrumentos legales para ejercer mi mandado hasta el fin", indicó Rousseff, quien dijo que "el destino siempre" le reservó duros desafíos.
Citó "el dolor invisible de la tortura" que sufrió en su juventud en las cárceles de la dictadura, y el dolor de un cáncer que le fue detectado en 2009. "Conseguí vencerlos siempre, pero ahora sufro el dolor de la injusticia y lo que más duele es la injusticia, el percibir que soy víctima de una farsa jurídica y política" cuando "creía que ya no sería necesario volver a luchar contra un golpe", declaró con la voz a punto de quebrarse y casi con lágrimas en los ojos. No obstante, garantizó que "la lucha contra el golpe es larga, puede ser vencida y será vencida".
Tras la suspensión, Dilma Rousseff podría recuperar el cargo si fuera absuelta en el proceso que enfrentará en el Senado.
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