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EL EDIFICIO QUEDÓ DESTROZADO
La salvaje fiesta a la que fueron 1.000 personas en una casa para 50 le puede salir muy cara un bróker de Wall Street
La empresa para la que trabaja lo ha despedido y el dueño de la casa que alquiló amenaza con una demanda de un millón de dólares contra él por los daños causados al lugar durante la fiesta. Se suponía que se iban a recaudar fondos para una asociación de protección de animales.
Una fiesta salvaje en Nueva York organizada por un financiero de Wall Street ha terminado con su despido y la amenaza de una millonaria demanda judicial por los daños ocasionados en la residencia alquilada.
Los dardos se han dirigido a Brett Barna, uno de los gerentes de la empresa Moore Capital Management, quien invitó a un millar de personas a la fiesta, en una casa de 14 habitaciones de los Hamptons, una lujosa zona situada frente al Atlántico.
Barna había alquilado la residencia, valorada en unos 20 millones de dólares, sólo para 50 personas y con el supuesto fin de recaudar fondos para una asociación de protección de los animales el pasado domingo, coincidiendo con el Día de la Independencia.
"Pero los únicos animales allí fueron el millar de personas que acudieron", dijo el dueño de la residencia, no identificado, en declaraciones recogidas por el diario New York Post. En principio, la juerga le ha costado cara al financiero de Wall Street, porque su compañía anunció hoy que estaba despedido.
Su "juicio personal es incompatible con los valores de la empresa", anunció la firma financiera en un comunicado. En las últimas horas, los medios neoyorquinos han recogido fotos de la fiesta salvaje, con la gente apelotonada al borde de la piscina o en los balcones, consumiendo champán y otras bebidas, con ropa ligera, en bañador o bikini.
Barna había pagado 27.000 dólares por alquilar la residencia, pero su dueño amenaza con una demanda de un millón de dólares contra él por los daños causados al lugar durante la fiesta.
"Se ahogaron a sí mismos en champán, tenían enanos que lanzaron a la piscina, irrumpieron en la casa, destrozaron los muebles, fueron robadas piezas de arte, se encontraron preservativos", dice el dueño del lugar en algunas de las quejas que ha hecho llegar. "Había tanta gente que el cemento alrededor de la piscina se derrumbó", agregó.
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