Ya no hay tiempo para más entrevistas o actos políticos. Los dos candidatos a la presidencia en Francia -Nicolas Sarkozy y François Hollande- descansan esta sábado en la jornada de reflexión antes de una segunda vuelta de unos comicios franceses que pueden suponer un giro en las políticas económicas de uno de los dos países más importantes de Europa.
La posible victoria del socialista Hollande, goza con cuatro puntos de ventaja sobre Sarkozy según los últimos comicios, sería un cambio en las políticas económicas y sociales impuestas por el actual inquilino del Eliseo.
La probable derrota de Sarkozy deja en el aire su futuro político. A pesar de que el actual presidente ha prometido que dejará los podios si pierde los comicios, un derrota ajustada podría mantenerle en política desde la oposición, según considera su asesor y amigo durante largo tiempo, Alain Minc.
"Si es derrotado pero obtiene un 48 o 48,5 por ciento (del apoyo), en un momento en el que los gobiernos de todas partes caen por la crisis económica, eso no sería una desgracia. Veremos lo que decide hacer", declaró Minc.
Hollande planifica un viaje a Berlín
Hollande, por su parte, intentará aprovechar su primer viaje a Berlín si resulta elegido presidente de Francia para establecer los términos de un nuevo eje franco-alemán basado en el crecimiento económico, según informó su jefe de campaña, Pierre Moscovici.
Para Hollande, este viaje servirá para hablar con la canciller alemana, Angela Merkel, de sus planes para Europa y el crecimiento del continente, "porque es necesario entrar directamente en el quid de la cuestión, porque estas cosas no se pueden hacer esperar", según su jefe de campaña.
El plan de Hollande tiene cuatro elementos básicos: fortalecer el Banco Europeo de Inversión, incrementar la eficacia de los fondos estructurales de la Unión Europea, la creación de bonos especiales para fundar infraestructuras y el desarrollo de una tasa sobre las transacciones financieras.
Merkel no se opone a estas ideas en principio, aunque se ha declarado escéptica sobre la eficacia de estos bonos, y se opone a la creación de medidas de estímulo que dependan del dinero del Gobierno.
Todos los sondeos apuntan que el candidato del Partido Socialista, François Hollande, será nuevo presidente de Francia con el 52 por ciento de los votos sobre su rival y actual jefe de Gobierno, Nicolas Sarkozy, tras la segunda y definitiva ronda de los comicios presidenciales de mañana.
Queda por decidir el margen final entre ambos tras el debate televisado de la pasada noche del miércoles, que no alteró significativamente la intención de voto del electorado, y después de que el candidato centrista François Bayrou declarara el jueves su apoyo a Hollande a título personal.
Se trata de la primera vez en la Cinquième République, desde 1958, que un centrista ha dado su apoyo a una opción de izquierda con una decisión que parece inclinar finalmente la balanza a favor del socialista.
Hollande obtendría el 52% de los votos frente a Sarkozy, que llegaría al 48%, según un sondeo de Ifop-Fiducial, realizado entre el martes y este viernes entre 1.225 personas. Hollande consiguió en la primera vuelta el 28,6 por ciento de los votos frente a Sarkozy, que obtuvo el 27,1 por ciento.
Marine Le Pen, la gran esperanza de Sarkozy, ha dedicado estos últimos días a consolidar al Frente Nacional como la primera opción de la derecha, como demostró el pasado martes, en un discurso centrado en el agotamiento del partido de Sarkozy, la Unión por un Movimiento Popular (UMP).
"Es obvio que hay muchos que se han quedado en el camino (en las elecciones presidenciales) porque no entienden a los líderes de la UMP y porque están más cerca de nuestros valores e ideas", ha dicho en alusión al partido político del presidente francés, Nicolás Sarkozy.
El pasado día 18 sus quejas eran mucho más virulentas. "No se va a escapar de su historia, de sus renuncias y de sus traiciones. ¡Y no se va a escapar del castigo que se merece!", declaró Le Pen en un mítin celebrado en París.