Los británicos acudirán a votar el próximo jueves entre extraordinarias medidas de seguridad y con el ánimo bajo por los atentado de Londres y Mánchester, pero además la campaña también se ha contaminado en las últimas horas.
La inteligencia británica vuelve a estar en entredicho ya que es la tercera vez que un extremista islámico que había estado bajo el foco del MI5 comete un ataque sin ser detenido.
Los autores de los atentados contra el puente de Westminster y el Manchaster Arena estuvieron bajo el radar de los investigadores. Desde Scotland Yard admiten que se necesitan más recursos y el mismo alcalde de Londres, Sadiq Khan, criticaba el recorte en seguridad: "Hemos tenido que cerrar comisarías, vender edificios policiales y hemos perdido a miles de policías".
Con Theresa May al frente de la cartera de Interior se recortaron 20.000 puestos de policía. Ahora, con la lluvia de críticas por la disminución de efectivos, May continúa su campaña. Los últimos sondeos recortan distancias y dejan a conservadores y laboristas a sólo tres puntos.
El 'Brexit' ha pasado a un segundo plano y el líder de los laboristas, Jeremy Corbyn, centra su discurso en criticar la seguridad en Reino Unido, aunque no apoya armar a todos los agentes. Una de las grandes libertades para los conservadores tal y como afirma Boris Johnson: "No tenemos a nuestros oficiales armados en todas partes, pero les recuerdo que cuando tenemos oficiales armados, cuando se enfrentan con terroristas que están a punto de matar a personas inocentes, entonces necesitan políticos que les den el derecho a disparar a matar".
Para el Gobierno, la rápida actuación de agentes armados en el atentado del sábado resolvió el ataque en tan sólo ocho minutos desde que se recibió el primer aviso.