Inmigrantes rumanos de origen gitano en un campamento

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SEGÚN PUBLICAN EN SU LIBRO BLANCO

Suecia reconoce que durante un siglo esterilizó a niños gitanos

Suecia intenta saldar la cuenta que tiene pendiente con la población romaní con un gesto de sinceridad sin precedentes. El ministro de Integración, Erik Ullenhag ha reconocido prácticas en su país como "la esterilización forzada de los niños gitanos o la negación al derecho de ir a la escuela" y se ha mostrado comprometido a "poner fin" a los "errores" del pasado.

Erik Ullenhag, ministro de Integración sueco, comenzó hace tres años una ardua batalla para poder poner fin a la exclusión que sufren todavía hoy muchos ciudadanos gitanos. Ha sido camino en muchas ocasiones controvertido pero que ha tenido la verdad y la transparencia como objetivo final.

Con este motivo, Suecia ha elaborado su Libro Blanco, una recopilación de testimonios, entrevistas y datos que han estremecido tanto a dirigentes políticos como a la población. Precisamente Bruselas acogerá el próximo 4 de abril una reunión que pasará revista a los progresos en la integración de la población romaní en los países de la Unión Europea.

En el acto de presentación, el ministro comenzó afirmando que "la comunidad gitana, históricamente ha sido objeto de abusos intolerables como la esterilización forzada de los niños gitanos o la negación al derecho de ir a la escuela". En estas atrocidades el Gobierno sueco sitúa el orígen de los problemas que sigue teniendo la población romaní. Y añade "es importante poner fin a lo que ha ocurrido y que el Estado reconozca los errores cometidos".

Se trata de un gesto de sinceridad sin precedentes en Europa, del que Suecia aclara no quiere que se limite sólo a la población gitana sino a cualquier "lucha contra la discriminación".

No hay cifras oficiales de víctimas pero del libro se recogen hechos tan despreciables como los primeros documentos en los que a los gitanos se les describía como "grupos indeseables para la sociedad" y como "una carga" o las pruebas que apuntan a que entre 1934 y 1974, el Estado prescribió a las gitanas la esterilización apelando al "interés de las políticas de población".

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