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EN REINO UNIDO
El sueño de una familia de tener un zoológico se convierte en pesadilla
Los Tweedy abrieron un zoológico en Borth (Gales) que acoge a más de 300 animales. Todo parecía que iba sobre ruedas hasta que uno de los linces se escapó del recinto y fue hallado muerto diez días después a causa de un disparo. Desde entonces se enfrentan a acusaciones de negligencia, a la muerte de más animales y a unas deudas que amenazan con ahogarles.
La familia Tweedy llevaban años fantaseando con la idea de ser dueños de un zoológico, así que cuando vieron la posibilidad de comprar una pequeña casita junto al mar que albergaba un zoológico en Borth (Gales, Reino Unido) no se lo pensaron y se lanzaron a la aventura.
La pareja compró el Borth Animalarium, ahora Borth Wild Animal Kingdom que abrió sus puertas a fines de la década de 1980 y alberga a unos 300 animales, entre ellos una pitón birmana de seis metros llamada Bernie.
Según revela The Guardian, ese sueño se convirtió en una pesadilla desde que el pasado mes de octubre un lince se escapara del centro y fuera localizado muerto diez días más tarde a causa de un disparo.
Tras ese incidente ambos realizaron más de 120 mejoras, como un almacenamiento más seguro de los depósitos de gasolina, aun así se enfrentan a deudas, la muerte de varios animales más y acusaciones por incompetencia y negligencia.
Uno de los casos que ha creado más controversia fue cuando en uno de los traslados para realizar las mejoras, uno de los linces, de nombre Nilly, falleció de estrangulamiento cuando los cuidadores usaron un palo con una soga para atraparla.
Los antiguos dueños del zoológico acusaron a la pareja de destruir el zoo. Por su parte, un grupo de granjeros crearon una campaña a nivel nacional para reeintroducir al lince en la naturaleza a partir de la huida y muerte de Lillith y afirmaron que "los niveles de incompetencia e ineptitud" de los Tweedy eran "impresionantes".
Ante estos incidentes el zoo cerró durante cinco meses. Durante este tiempo los ingresos se desvanecieron considerablemente. Ahora la pareja se enfrenta a un invierno que se avecina duro. Aun así ambos aseguran que no se arrepienten de haber adquirido el zoo.
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