La Asamblea Nacional Francesa obliga a través de la Ley de Transición Energética que los productos que no se vendan se donen a comedores sociales o se destinen a la alimentación de animales o fabricación de compost.
El Gobierno francés pretende reducir así a la mitad el despilfarro de alimentos para 2015. Francia tiene 66 millones de habitantes y se calcula que cada uno de ellos tira de media 25 kilos de alimentos al año. Si se traduce a un valor económico, el despilfarro de comida equivale a un total de 15 millones de euros.
Así pues, mediante una enmienda a la Ley de Transición Energética, a partir del 1 de julio, la Asamble Nacional prohíbe a los supermercados de más de 400 metros cuadrados tirar a la basura productos que no se han vendido y que se encuentran en condición de ser consumidos.
"Es escandaloso ver como se rocía con lejía la basura de los supermercados cuando en ella aún hay productos comestibles", aseguraba el exministro delegado socialista de Agricultura Guillaume Garot, impulsor de esta ley, que el martes se someterá a una nueva votación en la Asamblea Nacional y que después pasará al Senado, donde se espera que sea aprobada sin problemas.
Las grandes cadenas de distribución estarán de ese modo obligadas a ceder gratuitamente esa comida a ONGs que dan asistencia a personas en situación de pobreza. Y en caso de productos caducados, serán destinados a la alimentación de animales o a la producción de compost para la agricultura.
Otro de los puntos importantes de la ley será el de concienciar en la escuela sobre la necesidad de controlar el derroche de alimentos. El caso es educar también a los más jóvenes para que aprovechen de un modo u otro esa comida y evitar despilfarros. Asimismo, los parlamentarios están debatiendo acabar con las fechas de caducidad en algunos productos que se caracterizan por ser imperecederos.
