La batalla judicial en torno al mantenimiento con vida del tetrapléjico francés Vincent Lambert dio este viernes un nuevo giro, que puede ser definitivo, con la decisión del Tribunal Supremo de cerrar por completo la posibilidad de nuevos recursos. Con su dictamen, la máxima instancia judicial de Francia declaró incompetente al Tribunal de Apelación, que frenó ese proceso el pasado 20 de mayo, horas después de que el hospital de Reims iniciara el protocolo para detener su alimentación e hidratación artificiales.
"Ya no hay más recursos posibles", dijo satisfecho ante la prensa el abogado de la esposa de Lambert, Patrice Spinosi, tras un fallo que de forma indirecta autoriza a que los médicos paren los cuidados a Lambert, un antiguo enfermero de 42 años. Esta batalla legal se ha convertido en un símbolo en torno al cual se articula el debate sobre la muerte digna en Francia y mantiene enfrentada a su familia con dos bandos claros: el de los padres, fervientes católicos que luchan porque siga conectado, y el de su mujer y tutora legal, Rachel Lambert, contraria al ensañamiento terapéutico.
La falta de testamento vital está en el origen de un enfrentamiento que no ha cesado con el dictamen del Supremo. La defensa de los padres, en esa línea, amenazó este viernes con denunciar al doctor de Lambert, Vincent Sánchez, por "asesinato con premeditación" en caso de que active el "proceso de muerte". Y no descartó tampoco medidas penales contra los ministros implicados si el Gobierno no respeta la decisión del Comité de la ONU sobre los derechos de las personas con discapacidad, que ha solicitado al Estado velar por que no sea desconectado hasta poder revisar el fondo del caso, algo que puede prolongarse meses.
El Supremo se pronunció solo sobre la forma de esta querella, no sobre el fondo ni sobre esas medidas provisionales reclamadas por la ONU, que no son legalmente vinculantes. Lambert sufrió un accidente de tráfico en 2008 que le dejó tetrapléjico y totalmente dependiente. En 2011, los médicos descartaron toda posibilidad de mejora, y en 2014 su estado fue calificado de vegetativo. En este tiempo, el hospital ha obtenido tres veces la autorización para cesar el tratamiento, pero no pudo aplicarla por la acción judicial de los padres. La última fue el pasado mayo, cuando recurrieron con urgencia al Tribunal de Apelación después de que el equipo médico, respaldado por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos y por el Consejo de Estado -la máxima instancia de la justicia administrativa francesa- procedió a detener su alimentación e hidratación.
Finalizada sobre el papel la lucha judicial en Francia, los padres, no obstante, no dan por acabado un combate que consideran "evidentemente político" y en el que recriminan a las autoridades no haber defendido al débil frente al fuerte. Este lunes, la madre se expresará en Ginebra ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, con motivo de su 41 sesión ordinaria, para hablar de su hijo y buscar el apoyo diplomático que consideran denegado en su país. "Francia no puede colocarse al margen de las naciones civilizadas y arriesgarse a ser condenada por la ONU en el futuro", recalcó el letrado Jérôme Triomphe, insistiendo en que piden exclusivamente el respeto del paréntesis solicitado por el comité.